Que si tienes sed y te dan de beber,
que si tienes hambre y te dan de comer,
ella sólo supo dejarse querer
eran como brasas los ojos de aquel.
Hasta le gustaba que fuera celoso
que la amenazara con tirarla al pozo,
si otro la miraba y ella respondía
con otra mirada, no sabe qué haría.
Los amores perros no saben querer,
los amores ciegos creen lo que ven.
Él se refugiaba en su forma de ser
ella sólo quiere desaparecer.
Cuando todo estalla, los hijos, la casa,
para el aguacero no sirven paraguas,
para que no sepan nada las vecinas
él no deja marcas y ella nunca grita.
Demasiado tarde para comprender
cuando ya no hay puentes no puedes volver
a una mariposa con un alfiler
la dejas clavada contra la pared.
Toda la escalera, el portero, la abuela
y el súper del barrio con sus dos cajeras,
todos se hacen cruces, todos se hacen lenguas,
eran tan normales, tan buena pareja.
Donde nadie espera se enciende una hoguera,
uno pone el fuego y el otro la leña,
ni tablas ni leyes, ni condenas ciertas
de un día para otro no acaba esta guerra.
Ella sólo supo dejarse querer...
que si tienes hambre y te dan de comer,
ella sólo supo dejarse querer
eran como brasas los ojos de aquel.
Hasta le gustaba que fuera celoso
que la amenazara con tirarla al pozo,
si otro la miraba y ella respondía
con otra mirada, no sabe qué haría.
Los amores perros no saben querer,
los amores ciegos creen lo que ven.
Él se refugiaba en su forma de ser
ella sólo quiere desaparecer.
Cuando todo estalla, los hijos, la casa,
para el aguacero no sirven paraguas,
para que no sepan nada las vecinas
él no deja marcas y ella nunca grita.
Demasiado tarde para comprender
cuando ya no hay puentes no puedes volver
a una mariposa con un alfiler
la dejas clavada contra la pared.
Toda la escalera, el portero, la abuela
y el súper del barrio con sus dos cajeras,
todos se hacen cruces, todos se hacen lenguas,
eran tan normales, tan buena pareja.
Donde nadie espera se enciende una hoguera,
uno pone el fuego y el otro la leña,
ni tablas ni leyes, ni condenas ciertas
de un día para otro no acaba esta guerra.
Ella sólo supo dejarse querer...