No tenían clara ni yema porque estaban rellenados
de polvo, blanca y de negra, eso sí, bien preparados;
muchas docenas pasaban porque era libre mercado.
Se recibió un llamada, seguramente de un dedo,
se les pasó un individuo en un cugar de los nuevos,
va por la cinco hacia el norte y lleva un clavo en los güevos.
Los de la migra pensaron que los habían albureado,
pero cayeron en cuenta y el carro ya había pasado
con muchas cajas de güevos en la cajuela cargados.
Cerquita de Disneylandia lo alcanzó la policía,
que se hiciera para un lado, por el radio le decía
pero en lugar de pararse, más la pata le metía.
Llegando al centro angelino las patrullas lo rodearon
y un sargento le decía luego que ya lo pararon,
-¡Tú traes un clavo en los güevos, así me lo reportaron!
-Si así lo fuera sargento, yo no viniera sentado,
si un apretón duele mucho, ¡imagínese un clavo enterrado!,
se los enseño si quiere, verá que está equivocado.
-Yo soy la ley, no lo olvides y esto no es cosa de juegos.
Ve abriendome la cajuela, te voy a esculcar los güevos,
si traes el clavo te espera la cárcel de San Diego.
Sonó una R-15, también armas del gobierno,
traficante y policías fueron a dar al infierno,
el caso es que los panteones de valientes están llenos.
De valientes están llenos.
de polvo, blanca y de negra, eso sí, bien preparados;
muchas docenas pasaban porque era libre mercado.
Se recibió un llamada, seguramente de un dedo,
se les pasó un individuo en un cugar de los nuevos,
va por la cinco hacia el norte y lleva un clavo en los güevos.
Los de la migra pensaron que los habían albureado,
pero cayeron en cuenta y el carro ya había pasado
con muchas cajas de güevos en la cajuela cargados.
Cerquita de Disneylandia lo alcanzó la policía,
que se hiciera para un lado, por el radio le decía
pero en lugar de pararse, más la pata le metía.
Llegando al centro angelino las patrullas lo rodearon
y un sargento le decía luego que ya lo pararon,
-¡Tú traes un clavo en los güevos, así me lo reportaron!
-Si así lo fuera sargento, yo no viniera sentado,
si un apretón duele mucho, ¡imagínese un clavo enterrado!,
se los enseño si quiere, verá que está equivocado.
-Yo soy la ley, no lo olvides y esto no es cosa de juegos.
Ve abriendome la cajuela, te voy a esculcar los güevos,
si traes el clavo te espera la cárcel de San Diego.
Sonó una R-15, también armas del gobierno,
traficante y policías fueron a dar al infierno,
el caso es que los panteones de valientes están llenos.
De valientes están llenos.