Anoche fue divertido dar mil vueltas,
dártelas, en la pista de los patinajes.
A mandíbula batiente el personaje señalaba
las nuevas metas volantes.
Y los hitos del camino
no eran cuerpos ni celestes,
eran focos.
Y cuando no corren las miradas vuelan,
la lista de pasajeros vuela, se la pela.
Duele el cuello y no me quejo;
con la boca llena del listín ya no se habla.
Duele el cuello y no me quejo;
con la boca llena del listín ya no se habla.
Anoche fuimos de pasada
por la almohada de las hadas.
Nos tomaron por idiotas.
No hicieron falta las alforjas llenas
con nuestros papeles
y de beber tomaron sopa.
Y dos tazas de melaza
y de mis huesos hasta el puchero
y escucharon lo que quiero
Y dos tazas de melaza
y de mis huesos hasta el puchero
Y mirarán lejos su ropa.
Eran pocos los que preguntados por las hados
supieron darnos nuevas pistas.
dártelas, en la pista de los patinajes.
A mandíbula batiente el personaje señalaba
las nuevas metas volantes.
Y los hitos del camino
no eran cuerpos ni celestes,
eran focos.
Y cuando no corren las miradas vuelan,
la lista de pasajeros vuela, se la pela.
Duele el cuello y no me quejo;
con la boca llena del listín ya no se habla.
Duele el cuello y no me quejo;
con la boca llena del listín ya no se habla.
Anoche fuimos de pasada
por la almohada de las hadas.
Nos tomaron por idiotas.
No hicieron falta las alforjas llenas
con nuestros papeles
y de beber tomaron sopa.
Y dos tazas de melaza
y de mis huesos hasta el puchero
y escucharon lo que quiero
Y dos tazas de melaza
y de mis huesos hasta el puchero
Y mirarán lejos su ropa.
Eran pocos los que preguntados por las hados
supieron darnos nuevas pistas.