Sentado en la terraza, bajo el cielo ceniciento,
tomando el desayuno, frente al mar y contra el viento,
escucho a las olas debatirse en la playa,
luchando contra el tiempo, una eterna batalla.
Te veo en pijama, parcialmente iluminada.
Te veo semi-inscrita en una cinta borrada.
A veces, cuando cantas, me haces perder la cabeza.
A veces me pregunto si te falta alguna pieza.
Ondí, y ná.
Ondí, y ná.
Ondí, y ná.
Ondí, y ná.
He roto el equilibrio de la mesa con mis piernas.
El café se desliza, y resbala entre tus piernas.
Tus piernas salpicadas, están cubiertas de escamas.
Tus labios de coral se entrecierran y me embriagan.
Ondí, y ná.
Ondí, y ná.
Ondí, y ná.
Ondí, y ná.
¿Ondina?
¿Ondina?
tomando el desayuno, frente al mar y contra el viento,
escucho a las olas debatirse en la playa,
luchando contra el tiempo, una eterna batalla.
Te veo en pijama, parcialmente iluminada.
Te veo semi-inscrita en una cinta borrada.
A veces, cuando cantas, me haces perder la cabeza.
A veces me pregunto si te falta alguna pieza.
Ondí, y ná.
Ondí, y ná.
Ondí, y ná.
Ondí, y ná.
He roto el equilibrio de la mesa con mis piernas.
El café se desliza, y resbala entre tus piernas.
Tus piernas salpicadas, están cubiertas de escamas.
Tus labios de coral se entrecierran y me embriagan.
Ondí, y ná.
Ondí, y ná.
Ondí, y ná.
Ondí, y ná.
¿Ondina?
¿Ondina?