Se acerca mi alma a la luz que delimita el final del túnel. Un amor malherido por la irreflexión me hace partir en un viaje sin retorno a un lugar donde los actos fruto de mi demencia tendrán su recompensa a tu lado. Allí el fuego derretirá nuestras alas mientras nuestros corazones laten al compás de la mas dulce de las melodías. Doy gracias a mis delirios pensando en la cercanía de nuestro reencuentro. Añoro tu mirada de despedida, cálida, marchitándose al unísono de mi regreso, pero no puedo esperar mas... Maldigo el día en que la voz de la inconsciencia me obligó a prescindir de mi única razón de vivir, ahora tu sólo eres mi razón de morir...