Otro domingo insano; de níquel.
con el ceño verborrágico; letal.
Se instala el vaticano desde los intestinos
hasta donde se advierte el paladar.
Otro domingo ingrato me amasa con la c**pa,
y vengo a ser su tentempié. Reniego y me desangro.
y, por si fuera poco, en la naesqui no va a abrir el café.
Y empieza a confundirme que,
donde amé a tu cuerpo, hallé un glaciar.
Otro domingo en vano; metalico.
Y el cuarto supurando la acidez.
Al equipo que amo lo han estafado,
y yo quiero matar.. quiero matar al juez.
Otro domingo caro.
Y ya no es raro ver en los demás la misma tempestad.
Bueno, estoy entregado: mastico mierda,
y la pantalla me viene a rematar.
Y empieza a confundirme
que, donde amé a tu cuerpo,
choqué con un glaciar.
Y así es que empiezo a hundirme.
Como aquel barco.
Pero yo al glaciar lo vi al momento de zarpar.
Cualquier lunes siniestro será más
compasivo que esta tarde en soledad.
Voy a volver el cuerpo a las almohadas
hasta que el final me venga a rescatar.
Otro sol sin sabor -un capricho del horror-,
sin color, ni calor -un motín de mi sopor-,
se extinguió en un nuevo ardor que derritió mi aflicción
decisión: Resurreción. Resurreción.
con el ceño verborrágico; letal.
Se instala el vaticano desde los intestinos
hasta donde se advierte el paladar.
Otro domingo ingrato me amasa con la c**pa,
y vengo a ser su tentempié. Reniego y me desangro.
y, por si fuera poco, en la naesqui no va a abrir el café.
Y empieza a confundirme que,
donde amé a tu cuerpo, hallé un glaciar.
Otro domingo en vano; metalico.
Y el cuarto supurando la acidez.
Al equipo que amo lo han estafado,
y yo quiero matar.. quiero matar al juez.
Otro domingo caro.
Y ya no es raro ver en los demás la misma tempestad.
Bueno, estoy entregado: mastico mierda,
y la pantalla me viene a rematar.
Y empieza a confundirme
que, donde amé a tu cuerpo,
choqué con un glaciar.
Y así es que empiezo a hundirme.
Como aquel barco.
Pero yo al glaciar lo vi al momento de zarpar.
Cualquier lunes siniestro será más
compasivo que esta tarde en soledad.
Voy a volver el cuerpo a las almohadas
hasta que el final me venga a rescatar.
Otro sol sin sabor -un capricho del horror-,
sin color, ni calor -un motín de mi sopor-,
se extinguió en un nuevo ardor que derritió mi aflicción
decisión: Resurreción. Resurreción.