Pasaron tantas cosas
antes de querer parar, parar, parar.
Te perdiste en otras vidas y al final
le encontraste sin buscar,
todo por casualidad.
Hoy aceptas tu pasado
porque él te enseñó a amar, amar, amar.
Tu mejor futuro de su mano va,
él te escucha sin buscar,
mil historias que vivir y contar.
Tú que sabías que lo que era
vivir entre las tinieblas,
pudiste ver a tiempo
el humo que daba la hoguera.
Tú entendías su quimera,
y él intentaba ser el hombre
que todo el mundo quisiera.
Te pasaron tantas cosas
que nadie vio jamás, jamás, jamás.
Él comparte su destino sin dudar,
ahora es más fácil respirar,
cada vez un poco más.
Y así van cerrando las heridas
aunque a veces es con sal, sal, sal.
Pesa más el porvenir
que lo que pudisteis vivir,
tanto amor no hay Dios que lo pueda dividir.
Tú que sabías que lo que era
vivir entre las tinieblas,
pudiste ver a tiempo
el humo que daba la hoguera.
Tú entendías su quimera,
y él intentaba ser el hombre
que todo el mundo quisiera.
Hoy no existe ya la duda
y es que las manos
se han cansado de ser mudas.
Él es tanto para ti,
que de ilusión ya no puedes vivir
si ahora tienes que huir otra vez,
y por el mismo camino de ayer.
antes de querer parar, parar, parar.
Te perdiste en otras vidas y al final
le encontraste sin buscar,
todo por casualidad.
Hoy aceptas tu pasado
porque él te enseñó a amar, amar, amar.
Tu mejor futuro de su mano va,
él te escucha sin buscar,
mil historias que vivir y contar.
Tú que sabías que lo que era
vivir entre las tinieblas,
pudiste ver a tiempo
el humo que daba la hoguera.
Tú entendías su quimera,
y él intentaba ser el hombre
que todo el mundo quisiera.
Te pasaron tantas cosas
que nadie vio jamás, jamás, jamás.
Él comparte su destino sin dudar,
ahora es más fácil respirar,
cada vez un poco más.
Y así van cerrando las heridas
aunque a veces es con sal, sal, sal.
Pesa más el porvenir
que lo que pudisteis vivir,
tanto amor no hay Dios que lo pueda dividir.
Tú que sabías que lo que era
vivir entre las tinieblas,
pudiste ver a tiempo
el humo que daba la hoguera.
Tú entendías su quimera,
y él intentaba ser el hombre
que todo el mundo quisiera.
Hoy no existe ya la duda
y es que las manos
se han cansado de ser mudas.
Él es tanto para ti,
que de ilusión ya no puedes vivir
si ahora tienes que huir otra vez,
y por el mismo camino de ayer.