Cleto "el fufuy"sus ojitos cerró,
todo el equipo al morir entregó;
cayendo el muerto, soltando el llanto...
-¡voy! Ni que fuera para tanto-,
dijo a la viuda el doitor.
De un coraje se le enfrió, qué poco aguante;
lo sacaron con los tenis pa´ delante;
los ataques que Luchita, su mujer, había ensayado,
esa noche como actriz de gran cartel la consagraron.
Cuando vivía el infeliz, ¡ya que se muera!,
y hoy que ya está en el veliz, ¡qué bueno era!
Sin embargo se veló y el rosario se rezó
y una voz en el silencio interrumpió:
-ya pasa la botella, no te quedes con ella.
Y la botella tuvo el final de Cleto:
murió...murió...murió.
Yo creo que adrede este Cleto se enfrió
pues lo que debe jamás lo pagó;
tipo malaje, no fue tan guaje:
con lo caro que está todo, regalado le salió.
El velorio fue un relajo, ¡pura vida!;
la peluca y el café fue con bebida;
y empezaron con los cuentos de color para ir pasando
y acabaron con que Cleto ya se andaba chamuscando.
Se pusieron a jugar a la baraja
y la viuda en un albur... ¡perdió la caja!;
y después, por reponer, hasta el muerto fue a perder
y el velorio se acabó, ¡hombre, no hay que ser!
Tengo en mi casa a Cleto
y ahora... ¿dónde lo meto?
Pero como ya dijo Luz, su señora:
-murió...murió...murió.
todo el equipo al morir entregó;
cayendo el muerto, soltando el llanto...
-¡voy! Ni que fuera para tanto-,
dijo a la viuda el doitor.
De un coraje se le enfrió, qué poco aguante;
lo sacaron con los tenis pa´ delante;
los ataques que Luchita, su mujer, había ensayado,
esa noche como actriz de gran cartel la consagraron.
Cuando vivía el infeliz, ¡ya que se muera!,
y hoy que ya está en el veliz, ¡qué bueno era!
Sin embargo se veló y el rosario se rezó
y una voz en el silencio interrumpió:
-ya pasa la botella, no te quedes con ella.
Y la botella tuvo el final de Cleto:
murió...murió...murió.
Yo creo que adrede este Cleto se enfrió
pues lo que debe jamás lo pagó;
tipo malaje, no fue tan guaje:
con lo caro que está todo, regalado le salió.
El velorio fue un relajo, ¡pura vida!;
la peluca y el café fue con bebida;
y empezaron con los cuentos de color para ir pasando
y acabaron con que Cleto ya se andaba chamuscando.
Se pusieron a jugar a la baraja
y la viuda en un albur... ¡perdió la caja!;
y después, por reponer, hasta el muerto fue a perder
y el velorio se acabó, ¡hombre, no hay que ser!
Tengo en mi casa a Cleto
y ahora... ¿dónde lo meto?
Pero como ya dijo Luz, su señora:
-murió...murió...murió.