Víspera de ejecución,
nubes negras sin cielo,
susurros al oído,
cementerios hundidos.
Mil ojos mirando,
mil sombras bailando
los bosques embrujados
los genios encantados.
Espías del futuro
leyendas del pasado
las sábanas volando
los perros aullando.
Dagas, dagas, dagas.
Mira fuera, yo no te miento.
Abre los ojos, convéncete,
están ahí, los estoy oyendo,
gritan, cabalgan, se oye el acero.
Vienen a vengar a sus muertos,
saben que su voto siempre es eterno.
Te has dado cuenta
como ruge el viento.
Tienes un fantasma negro
en tu triste vida,
la muerte reclama su suerte
y enseña sus cartas.
Siniestro sonido el que escuchas
cerca de tu casa,
aura de jinetes
en la bruma espectral.
Cuántos hombres han jurado
por los versos más sagrados
sobre cruces, sobre tumbas,
sobre sus antepasados.
El cielo exige su promesa
estás marcado por un don
y vagarás entre tinieblas
tus amos niegan el perdón.
Dagas, dagas, dagas.
Luchad
como penitentes.
Llegará con tu destino,
escrito en papel quemado.
Exigirán
lo que nunca prometiste
y sufrirás,
y sufrirás.
He visto lo que nunca podría imaginar,
Los Cuatro Jinetes del Apocalipsis
cabalgando casi al lado de mi ventana.
El frío, el fuego, el hambre de los sin casa,
familias rotas o exiliadas, y lo veo tan cerca
que yo también quiero hacer la guerra.
Quiero la victoria de la razón,
no quiero ser mártir de ningún ideal.
Sólo quiero alguna imagen
para no olvidar que la perpetua condena del débil
continua antes y después de la Época Medieval.
nubes negras sin cielo,
susurros al oído,
cementerios hundidos.
Mil ojos mirando,
mil sombras bailando
los bosques embrujados
los genios encantados.
Espías del futuro
leyendas del pasado
las sábanas volando
los perros aullando.
Dagas, dagas, dagas.
Mira fuera, yo no te miento.
Abre los ojos, convéncete,
están ahí, los estoy oyendo,
gritan, cabalgan, se oye el acero.
Vienen a vengar a sus muertos,
saben que su voto siempre es eterno.
Te has dado cuenta
como ruge el viento.
Tienes un fantasma negro
en tu triste vida,
la muerte reclama su suerte
y enseña sus cartas.
Siniestro sonido el que escuchas
cerca de tu casa,
aura de jinetes
en la bruma espectral.
Cuántos hombres han jurado
por los versos más sagrados
sobre cruces, sobre tumbas,
sobre sus antepasados.
El cielo exige su promesa
estás marcado por un don
y vagarás entre tinieblas
tus amos niegan el perdón.
Dagas, dagas, dagas.
Luchad
como penitentes.
Llegará con tu destino,
escrito en papel quemado.
Exigirán
lo que nunca prometiste
y sufrirás,
y sufrirás.
He visto lo que nunca podría imaginar,
Los Cuatro Jinetes del Apocalipsis
cabalgando casi al lado de mi ventana.
El frío, el fuego, el hambre de los sin casa,
familias rotas o exiliadas, y lo veo tan cerca
que yo también quiero hacer la guerra.
Quiero la victoria de la razón,
no quiero ser mártir de ningún ideal.
Sólo quiero alguna imagen
para no olvidar que la perpetua condena del débil
continua antes y después de la Época Medieval.