Hay cuervos blancos sobrevolando los tejados
nuestros silencios detienen su conversación.
No somos almas en calma ni treguas en celo
y nuestra distancia alcanza su máximo esplendor.
Hay camas abiertas para vidas cerradas en falso
nos tumbamos en ellas limitándonos a esperar.
Nos hemos cruzado en la mitad del camino
que une la soledad con la soledad.
Nos hemos dejado aventar por un viento
inmóvil que no puede cicatrizar.
Hay cuervos blancos devorando días muertos
hasta limpiar los huesos de un tiempo que ya no volverá.
Somos figura de cera con fiebre en la memoria
monedas girando en el aire sin suelo donde caer.
Nos hemos dejado aventar por un viento
inmóvil que no puede cicatrizar.
Hay cuervos blancos sobrevolando lo que hemos sido
Nos hemos cruzado en la mitad del camino
que une la soledad con la soledad.
Nos hemos dejado aventar por un viento
inmóvil que no puede cicatrizar.
nuestros silencios detienen su conversación.
No somos almas en calma ni treguas en celo
y nuestra distancia alcanza su máximo esplendor.
Hay camas abiertas para vidas cerradas en falso
nos tumbamos en ellas limitándonos a esperar.
Nos hemos cruzado en la mitad del camino
que une la soledad con la soledad.
Nos hemos dejado aventar por un viento
inmóvil que no puede cicatrizar.
Hay cuervos blancos devorando días muertos
hasta limpiar los huesos de un tiempo que ya no volverá.
Somos figura de cera con fiebre en la memoria
monedas girando en el aire sin suelo donde caer.
Nos hemos dejado aventar por un viento
inmóvil que no puede cicatrizar.
Hay cuervos blancos sobrevolando lo que hemos sido
Nos hemos cruzado en la mitad del camino
que une la soledad con la soledad.
Nos hemos dejado aventar por un viento
inmóvil que no puede cicatrizar.