La última milésima de mi felicidad
Hace que emane de mi espíritu la mas dulce bondad
En el abismo de lo íntimo hay fragilidad
Y con paciencia acabo abriéndome con naturalidad
Y callan ya las máquinas y calla la ciudad
Apago el ruido en mi cabeza sí y el silencio se da
Y se alza el viento de lo plácido me invade la quietud
Y lo ligero e irresponsable al fin se convierte en virtud
Y si es domingo se santifica
En mente en cuerpo como en ánima
Y después de siete días bendito el séptimo día
Y aquí tumbado me quedo en la cama a santificar
Y si es domingo se santifica
Como que escrito está en la Biblia
Y después de siete días bendito el séptimo día
Y aquí agarrado a la almohada me quedo en la cama en paz
Y se abren las ventanas y siento como el sol
Calienta toda y cada célula y entra en mi corazón
Y suenan las campanas repican con quietud
Camino de la infancia voy de regreso a la luz
Y me elevo en el cielo floto como una nube
De sentimientos fugaces ni horizonte
Hace que emane de mi espíritu la mas dulce bondad
En el abismo de lo íntimo hay fragilidad
Y con paciencia acabo abriéndome con naturalidad
Y callan ya las máquinas y calla la ciudad
Apago el ruido en mi cabeza sí y el silencio se da
Y se alza el viento de lo plácido me invade la quietud
Y lo ligero e irresponsable al fin se convierte en virtud
Y si es domingo se santifica
En mente en cuerpo como en ánima
Y después de siete días bendito el séptimo día
Y aquí tumbado me quedo en la cama a santificar
Y si es domingo se santifica
Como que escrito está en la Biblia
Y después de siete días bendito el séptimo día
Y aquí agarrado a la almohada me quedo en la cama en paz
Y se abren las ventanas y siento como el sol
Calienta toda y cada célula y entra en mi corazón
Y suenan las campanas repican con quietud
Camino de la infancia voy de regreso a la luz
Y me elevo en el cielo floto como una nube
De sentimientos fugaces ni horizonte