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Te alucina en cualquier bar,
se fija en tí de repente,
y tú picas de inmediato,
él parece diferente.
Es ese hombre que lee El País,
que ha estado en tantos sitios,
que sabe de vinos todo,
que vive en su piso solo
y le ha dado por las plantas.
Que le encanta que le mimen,
que le halaguen, que lo quieran,
que te chupa marcha y vida,
antes de que te des cuenta.
Él se limita a estar,
sin esforzarse a tenerte,
sin luchar por conquistarte,
él se lo merece todo
porque ya viene de vuelta.
Es él,
elegantemente descuidado,
madurito interesante
con el corazón helado.
Es él,
elegantemente descuidado,
madurito interesante
con el corazón helado.
Hasta que un día ve que no puede contigo
y cuando menos lo esperas, se va,
hace como siempre, no arriesga
y te parte por la mitad.
Y lo ves al mes siguiente
con su conquista correspondiente,
y esas gafas Christian Dior,
y esa postura de divo
de que todo se acabó.
Es él,
elegantemente descuidado,
madurito interesante
con el corazón helado.
Es él,
elegantemente descuidado,
madurito interesante
con el corazón helado.
Te alucina en cualquier bar,
se fija en tí de repente,
y tú picas de inmediato,
él parece diferente.
Es ese hombre que lee El País,
que ha estado en tantos sitios,
que sabe de vinos todo,
que vive en su piso solo
y le ha dado por las plantas.
Que le encanta que le mimen,
que le halaguen, que lo quieran,
que te chupa marcha y vida,
antes de que te des cuenta.
Él se limita a estar,
sin esforzarse a tenerte,
sin luchar por conquistarte,
él se lo merece todo
porque ya viene de vuelta.
Es él,
elegantemente descuidado,
madurito interesante
con el corazón helado.
Es él,
elegantemente descuidado,
madurito interesante
con el corazón helado.
Hasta que un día ve que no puede contigo
y cuando menos lo esperas, se va,
hace como siempre, no arriesga
y te parte por la mitad.
Y lo ves al mes siguiente
con su conquista correspondiente,
y esas gafas Christian Dior,
y esa postura de divo
de que todo se acabó.
Es él,
elegantemente descuidado,
madurito interesante
con el corazón helado.
Es él,
elegantemente descuidado,
madurito interesante
con el corazón helado.