Mientras su madre se quemaba al sol
el niño alérgico a la sal miraba al mar
buceaba con los ojos.
Se imaginaba sin camisa ni
extremidades, sin nariz ni pantalón
y dibujaba un pez.
Se zambulló sin aguantar la respiración.
Estribillo:
Hay cuentos sin final,
y el que no quiera escuchar nunca sabrá,
no sabrá si ha perdido el valor de preguntar.
Con disciplina y resignación
el viejo que vivía harto de vivir
contaba sus pastillas.
Envenenaba el aire a su alrededor
hasta que un día que fue el último
a punto de dormir...
Oyó su voz, su propia voz de la niñez.
Estribillo.
Reconoció su propia voz
y al entender, se zambulló en la niñez,
sin aguantar la respiración.
Estribillo.
el niño alérgico a la sal miraba al mar
buceaba con los ojos.
Se imaginaba sin camisa ni
extremidades, sin nariz ni pantalón
y dibujaba un pez.
Se zambulló sin aguantar la respiración.
Estribillo:
Hay cuentos sin final,
y el que no quiera escuchar nunca sabrá,
no sabrá si ha perdido el valor de preguntar.
Con disciplina y resignación
el viejo que vivía harto de vivir
contaba sus pastillas.
Envenenaba el aire a su alrededor
hasta que un día que fue el último
a punto de dormir...
Oyó su voz, su propia voz de la niñez.
Estribillo.
Reconoció su propia voz
y al entender, se zambulló en la niñez,
sin aguantar la respiración.
Estribillo.