Te brindo ese poema que no sé escribir,
te brindo el árbol viejo que me regaló
las alas que aprendí, el grillo, la cometa
y los nidos de las tejas.
Te brindo la avenida, el muro del jardín
cuando pasaba el "Caballero de París",
la terca cicatriz que me dejó la acera
y mis miedos y la guerra.
Y la pedrada que dio con mi frente y un regaño,
el escondite fiel,
la cueva azul de los enanos.
Te brindo la guitarra que me despertó
para escalar las notas del amanecer,
un preso corazón detrás de su madera,
y las flores y la escuela.
La radio que animaba la conversación,
un Silvio enamorando y un Serrat,
mi madre en el portal, la sombra, la escalera,
las rendijas y las puertas.
El patio en que abracé la libertad del aguacero,
el sueño de encontrar
a la cigüeña en un sombrero.
Te brindo el privilegio de vivir,
a pesar de este mundo y del poder,
con la necesidad de enamorar la tierra
con los trinos de mi viejo cascabel.
te brindo el árbol viejo que me regaló
las alas que aprendí, el grillo, la cometa
y los nidos de las tejas.
Te brindo la avenida, el muro del jardín
cuando pasaba el "Caballero de París",
la terca cicatriz que me dejó la acera
y mis miedos y la guerra.
Y la pedrada que dio con mi frente y un regaño,
el escondite fiel,
la cueva azul de los enanos.
Te brindo la guitarra que me despertó
para escalar las notas del amanecer,
un preso corazón detrás de su madera,
y las flores y la escuela.
La radio que animaba la conversación,
un Silvio enamorando y un Serrat,
mi madre en el portal, la sombra, la escalera,
las rendijas y las puertas.
El patio en que abracé la libertad del aguacero,
el sueño de encontrar
a la cigüeña en un sombrero.
Te brindo el privilegio de vivir,
a pesar de este mundo y del poder,
con la necesidad de enamorar la tierra
con los trinos de mi viejo cascabel.