En miércoles fríos
la estación oscura
a poetas cobardes
les mete pavura.
Sin embargo cuando
viene tu figura
firme y taconeando
vos la hacés pintura.
Trompa de elefante, ojos de dragón;
Pasti, ¡volvés arte Constitución!
Desacreditan mi arte
de seducción mis gomías,
en noches de tanguerías
y sin parar de mirarte.
Caen sentados de traste,
sus ratones no dan tregua;
me dicen "Guacho, robaste,
¿qué hacés con tremenda yegua?"
Trompa de elefante, ojos de dragón;
Pasti, flor del sur en Constitución.
Entonces yo les comento
que vos derrochás dulzura,
y ese rasgo en tu hermosura
produce una envidia sana.
(Imaginate si cuento
lo que hacemos en la cama...)
Me enloquece tu mirada,
me atropello con tus labios
y entre salivas resbala
el mensaje de los sabios.
Tus ojos entrecerrados
parecen mirar lo eterno.
Rodando desaforados
burlamos noches de invierno.
En este juego convexo
tu espalda eclipsa mi ombligo.
Tu s**o, para mi s**o,
el más milagroso abrigo.
Tu espalda contra mi pecho,
tus pechos en el espejo
que refleja desde el techo
pecaminosos reflejos.
Trompa de elefante, ojos de dragón;
Pasti, flor del sur en Constitución.
Y yo me encargo de contarles
que vos derrochas dulzura,
y ese rasgo en tu hermosura
produce una envidia sana,
(Imaginate si cuento
lo que hacemos en la cama...)
la estación oscura
a poetas cobardes
les mete pavura.
Sin embargo cuando
viene tu figura
firme y taconeando
vos la hacés pintura.
Trompa de elefante, ojos de dragón;
Pasti, ¡volvés arte Constitución!
Desacreditan mi arte
de seducción mis gomías,
en noches de tanguerías
y sin parar de mirarte.
Caen sentados de traste,
sus ratones no dan tregua;
me dicen "Guacho, robaste,
¿qué hacés con tremenda yegua?"
Trompa de elefante, ojos de dragón;
Pasti, flor del sur en Constitución.
Entonces yo les comento
que vos derrochás dulzura,
y ese rasgo en tu hermosura
produce una envidia sana.
(Imaginate si cuento
lo que hacemos en la cama...)
Me enloquece tu mirada,
me atropello con tus labios
y entre salivas resbala
el mensaje de los sabios.
Tus ojos entrecerrados
parecen mirar lo eterno.
Rodando desaforados
burlamos noches de invierno.
En este juego convexo
tu espalda eclipsa mi ombligo.
Tu s**o, para mi s**o,
el más milagroso abrigo.
Tu espalda contra mi pecho,
tus pechos en el espejo
que refleja desde el techo
pecaminosos reflejos.
Trompa de elefante, ojos de dragón;
Pasti, flor del sur en Constitución.
Y yo me encargo de contarles
que vos derrochas dulzura,
y ese rasgo en tu hermosura
produce una envidia sana,
(Imaginate si cuento
lo que hacemos en la cama...)