Letra de Manuel "Nolo" López (1928)
Música de Juan D'Arienzo (1928)
Chirusa, la pebeta del conventillo
parlaba muy debute con un donjuán
que con palabras finas y con su brillo
le prometió quererla con mucho afán.
Confiada en sus promesas, una mañana
ató todas sus pilchas y se fugó;
cegada por el lujo, se hundió en la caravana
y el sucio conventillo le gritó:
"No dejes a tus viejos, ¡cuidado, che, Chirusa!,
el lujo es el demonio que causa perdición,
y cuando estés muy sola y seas trapo viejo,
has de llorar entonces aquella ilusión.
Cansada de placeres y mala vida,
enferma y solitaria se encontró,
pensó en sus pobres viejos que dejó un día
por locas fantasías de cocó.
Y cuando los recuerdos le dan tristeza,
rememorando todo lo que perdió
el alma del convento, hasta su pieza,
como una voz lejana le recordó:
"No dejes a tus viejos, ¡cuidado, che, Chirusa!,
el lujo es el demonio que causa perdición,
y cuando estés muy sola y seas trapo viejo,
has de llorar entonces aquella ilusión.
Música de Juan D'Arienzo (1928)
Chirusa, la pebeta del conventillo
parlaba muy debute con un donjuán
que con palabras finas y con su brillo
le prometió quererla con mucho afán.
Confiada en sus promesas, una mañana
ató todas sus pilchas y se fugó;
cegada por el lujo, se hundió en la caravana
y el sucio conventillo le gritó:
"No dejes a tus viejos, ¡cuidado, che, Chirusa!,
el lujo es el demonio que causa perdición,
y cuando estés muy sola y seas trapo viejo,
has de llorar entonces aquella ilusión.
Cansada de placeres y mala vida,
enferma y solitaria se encontró,
pensó en sus pobres viejos que dejó un día
por locas fantasías de cocó.
Y cuando los recuerdos le dan tristeza,
rememorando todo lo que perdió
el alma del convento, hasta su pieza,
como una voz lejana le recordó:
"No dejes a tus viejos, ¡cuidado, che, Chirusa!,
el lujo es el demonio que causa perdición,
y cuando estés muy sola y seas trapo viejo,
has de llorar entonces aquella ilusión.