Los veinte abriles daba yo
y ya deseaba recorrer el mundo
que me ilusionó.
Mi pobre vieja en su pesar
lloró de pena,
y en alas de mi sueño
abandoné el hogar.
Mi porvenir interrogué,
y aunque me dijo el sabio que era oscuro
proseguí con fe.
Soñaba al son de mis primeros años
sin ver los desengaños
pero desperté.
Sueño querido de mi tierna y bella juventud,
fuiste espantado por la negra ingratitud.
Sólo me queda de tu mágico esplendor,
el yelmo roto de triste soñador.
Por eso cuando llega a mi alma el lúgubre doblar
de las campanas me dan ganas de rezar.
Sueño querido,
ha pasado tu carroza
para siempre ya te has ido
y no volverás más.
Quise ser bueno y sólo fui
romántico Quijote para el mundo
que se rió de mí.
En la amistad y en el amor
fui traicionado.
Y en la mitad del pecho me clavó el dolor.
Todo ilusión tan sólo fue
que se esfumó con la primera estrella
del amanecer.
Casi me pierdo en esa noche oscura
soñando en las alturas,
pero desperté.
y ya deseaba recorrer el mundo
que me ilusionó.
Mi pobre vieja en su pesar
lloró de pena,
y en alas de mi sueño
abandoné el hogar.
Mi porvenir interrogué,
y aunque me dijo el sabio que era oscuro
proseguí con fe.
Soñaba al son de mis primeros años
sin ver los desengaños
pero desperté.
Sueño querido de mi tierna y bella juventud,
fuiste espantado por la negra ingratitud.
Sólo me queda de tu mágico esplendor,
el yelmo roto de triste soñador.
Por eso cuando llega a mi alma el lúgubre doblar
de las campanas me dan ganas de rezar.
Sueño querido,
ha pasado tu carroza
para siempre ya te has ido
y no volverás más.
Quise ser bueno y sólo fui
romántico Quijote para el mundo
que se rió de mí.
En la amistad y en el amor
fui traicionado.
Y en la mitad del pecho me clavó el dolor.
Todo ilusión tan sólo fue
que se esfumó con la primera estrella
del amanecer.
Casi me pierdo en esa noche oscura
soñando en las alturas,
pero desperté.