Tú hilabas
poncho de muerte al partir
la luna cayó al misterio y se fue
por el viento
de los valles
la nieve cantó su paso
en su manto de frío dejó
a su lobo en aullido de tormentas.
Tu perro
siguió el perfume invernal
te vio buscar la majada y llorar
y el silencio
de las piedras
guardó tu desnudo intento
un rosario de lana quedó
en tus manos, plegaria de tus ansias.
Sin voz, sin Dios
sola con tu nombre, pastorcita
morías con tu majada
y un cardo se durmió
junto a tu pelo
Desde la boca una flor
perfumó en la arena
el capullo de tu sangre
La cruz
que nombra a tu signo no está
las flores te están nombrando al pasar
y en las abras
sólo el eco
te nombra desde las sombras
más tu madre buscó tu cantar
y en la noche te vio desde una estrella
La noche
quemó su fuego en la luz
abajo besó tu cuerpo al partir
y en el cielo
tu rebozo
fue sólo un pañuelo tibio
con un dejo de negro en su adiós
despedida en el alba de tu muerte.
Sin voz, sin Dios
sola con tu nombre, pastorcita
morías con tu majada
y un cardo se durmió
junto a tu pelo
Desde la boca una flor
perfumó en la arena
el capullo de tu sangre
Tú
poncho de muerte al partir
la luna cayó al misterio y se fue
por el viento
de los valles
la nieve cantó su paso
en su manto de frío dejó
a su lobo en aullido de tormentas.
Tu perro
siguió el perfume invernal
te vio buscar la majada y llorar
y el silencio
de las piedras
guardó tu desnudo intento
un rosario de lana quedó
en tus manos, plegaria de tus ansias.
Sin voz, sin Dios
sola con tu nombre, pastorcita
morías con tu majada
y un cardo se durmió
junto a tu pelo
Desde la boca una flor
perfumó en la arena
el capullo de tu sangre
La cruz
que nombra a tu signo no está
las flores te están nombrando al pasar
y en las abras
sólo el eco
te nombra desde las sombras
más tu madre buscó tu cantar
y en la noche te vio desde una estrella
La noche
quemó su fuego en la luz
abajo besó tu cuerpo al partir
y en el cielo
tu rebozo
fue sólo un pañuelo tibio
con un dejo de negro en su adiós
despedida en el alba de tu muerte.
Sin voz, sin Dios
sola con tu nombre, pastorcita
morías con tu majada
y un cardo se durmió
junto a tu pelo
Desde la boca una flor
perfumó en la arena
el capullo de tu sangre
Tú