En el valle de Pocuno,
donde revienta el viento del mar,
donde la lluvia cría a los musgos,
vive Angelita Huenumán.
Entre el mañío y los hualles,
el avellano y el pitrán,
entre el aroma de las chilcas,
vive Angelita Huenumán.
Cuidada por cinco perros,
un hijo que dejó el amor,
sencilla como su chacrita,
el mundo gira alrededor.
La sangre roja del copihue
corre en sus venas Huenumán,
junto a la luz de una ventana
teje Angelita su vida.
Sus manos bailan en la hebra
como alitas de chincol,
es un milagro como teje
hasta el aroma de la flor.
En tus telares, Angelita,
hay tiempo, lágrima y sudor;
están las manos ignoradas
de éste, mi pueblo creador.
Después de meses de trabajo
el chamal busca comprador,
y como pájaro enjaulado
canta para el mejor postor.
Entre el mañío y los hualles,
el avellano y el pitrán,
entre el aroma de las chilcas,
vive Angelita Huenumán.
donde revienta el viento del mar,
donde la lluvia cría a los musgos,
vive Angelita Huenumán.
Entre el mañío y los hualles,
el avellano y el pitrán,
entre el aroma de las chilcas,
vive Angelita Huenumán.
Cuidada por cinco perros,
un hijo que dejó el amor,
sencilla como su chacrita,
el mundo gira alrededor.
La sangre roja del copihue
corre en sus venas Huenumán,
junto a la luz de una ventana
teje Angelita su vida.
Sus manos bailan en la hebra
como alitas de chincol,
es un milagro como teje
hasta el aroma de la flor.
En tus telares, Angelita,
hay tiempo, lágrima y sudor;
están las manos ignoradas
de éste, mi pueblo creador.
Después de meses de trabajo
el chamal busca comprador,
y como pájaro enjaulado
canta para el mejor postor.
Entre el mañío y los hualles,
el avellano y el pitrán,
entre el aroma de las chilcas,
vive Angelita Huenumán.