Alberto Domínguez (México)
Nadie comprende lo que sufro yo,
tanto que ya no puedo soportar.
Solo, temblando de emoción estoy,
todos me miran y se van.
Mujer, si puedes tú con Dios hablar
preguntale si yo alguna vez
te he dejado de adorar.
Y al mar, espejo de mi soledad
las veces que me ha visto llorar
la perfidia de su amor.
Te he buscado por doquiera que yo voy
y no te puedo hallar.
Para qué quiero tus besos si tus labios
no me quieren ya besar.
Y tú no sabes por dónde andaré,
no sabes qué aventuras tendré.
Qué lejos estás de mí.
Nadie comprende lo que sufro yo,
tanto que ya no puedo soportar.
Solo, temblando de emoción estoy,
todos me miran y se van.
Mujer, si puedes tú con Dios hablar
preguntale si yo alguna vez
te he dejado de adorar.
Y al mar, espejo de mi soledad
las veces que me ha visto llorar
la perfidia de su amor.
Te he buscado por doquiera que yo voy
y no te puedo hallar.
Para qué quiero tus besos si tus labios
no me quieren ya besar.
Y tú no sabes por dónde andaré,
no sabes qué aventuras tendré.
Qué lejos estás de mí.