Cabecita loca, tu recuerdo me provoca.
Te ahogabas en mis brazos,
quisiste libertad
y en tu desvarío
vuelas hoy a tu albedrío,
brindándote a los hombres
que luego se hartarán;
rindiéndote a sus plantas
te hará una de tantas
tu ciego afán.
¡Ay, pobre mariposa,
que vas de flor en flor,
pudiéndote arrullar
en el nidito de mi amor!
Hoy que mi alma con pavor vislumbra
la gran tragedia
de tu final,
en la misma llama que te alumbra
tus pobres alas se habrán de quemar,
y entonces abatida,
oh cabecita loca,
pretendes que la herida
la cierre con mi boca.
Yo te lo juro por los sueños fracasados,
por mis tormentos, por mis noches de dolor,
que en el espasmo de mis besos afiebrados
yo dejaré sellados
con bárbaro terror
los pecadores labios tuyos, condenados
por querer libar de flor en flor.
Te ahogabas en mis brazos,
quisiste libertad
y en tu desvarío
vuelas hoy a tu albedrío,
brindándote a los hombres
que luego se hartarán;
rindiéndote a sus plantas
te hará una de tantas
tu ciego afán.
¡Ay, pobre mariposa,
que vas de flor en flor,
pudiéndote arrullar
en el nidito de mi amor!
Hoy que mi alma con pavor vislumbra
la gran tragedia
de tu final,
en la misma llama que te alumbra
tus pobres alas se habrán de quemar,
y entonces abatida,
oh cabecita loca,
pretendes que la herida
la cierre con mi boca.
Yo te lo juro por los sueños fracasados,
por mis tormentos, por mis noches de dolor,
que en el espasmo de mis besos afiebrados
yo dejaré sellados
con bárbaro terror
los pecadores labios tuyos, condenados
por querer libar de flor en flor.