Hasta que no venga la mas pura flor de invierno a convencerme
No dejar‚ que tus palabras de desaire
Confundan el trayecto de mis manos
Me mantendr‚ despierta
Pero con mi sue¤o
Que no he venido a que t£ juzgues mi batalla
Ya me acostumbro a luchar sola
Y no pienso perder
Se secan solas l grimas en la cara
Reina el silencio
Suda mi espalda
Abre los ojos de tu mirada
Y a pesar de la desconfianza del vecino,
De la mala cara, de la espalda de los colectivos que un d¡a quisieron
dinero de mi palabra,
De los buitres carro¤eros que se acercan a la m£sica para sacar tajada,
del esfuerzo que supone ser tu misma y no quedarte en la estacada,
aprendieron mis pasos a volar
de lo que aprendieron mis pasos,
de lo que aprendieron
me mantendr‚ despierta
pero con mi sue¤o
hasta que no venga la m s pura flor de invierno a convencerme
que no he venido a que t£ juzgues mi batalla.
No dejar‚ que tus palabras de desaire
Confundan el trayecto de mis manos
Me mantendr‚ despierta
Pero con mi sue¤o
Que no he venido a que t£ juzgues mi batalla
Ya me acostumbro a luchar sola
Y no pienso perder
Se secan solas l grimas en la cara
Reina el silencio
Suda mi espalda
Abre los ojos de tu mirada
Y a pesar de la desconfianza del vecino,
De la mala cara, de la espalda de los colectivos que un d¡a quisieron
dinero de mi palabra,
De los buitres carro¤eros que se acercan a la m£sica para sacar tajada,
del esfuerzo que supone ser tu misma y no quedarte en la estacada,
aprendieron mis pasos a volar
de lo que aprendieron mis pasos,
de lo que aprendieron
me mantendr‚ despierta
pero con mi sue¤o
hasta que no venga la m s pura flor de invierno a convencerme
que no he venido a que t£ juzgues mi batalla.