Eramos distintos, siempre lo dijimos,
éramos distintos.
Hasta que quisimos y pudimos dscubrirnos,
éramos distintos.
Y quién iba a decir que no era más que una ilusión;
supimos, con el tiempo, que no basta con amor.
Cuantas veces vimos que éramos distintos!
No era la verdad, éramos igual que los demás.
Y me duelen los recuerdos que se olvidan de que fuimos
algo más que un desatino, mucho más que un mal destino.
Y me duele ver que siempre nos creimos convencidos
de que el otro era el motivo de que todo esté perdido.
Era yo tu esèjo, tú eres mi reflejo,
éramos el mismo.
Eramos dos gotas con distinto recorrido,
éramos distintos.
Y quien iba a creer que siendo iguales no pudimos
hacer el sueño eterno y reir en el camino.
Cuantas veces vimos que éramos distintos!
No era la verdad, éramos igual que los demás.
Y me duelen los recuerdos que se olvidan de que fuimos
algo más que un desatino, mucho más que un mal destino.
Y me duele ver que siempre nos creimos convencidos
de que el otro era el motivo de que todo esté perdido.
Y me duele convertirme en nostalgia sin olvido,
en abrazos encogidos que no abrazan con cariño.
Y me duele imaguinarme quien se cruza en tu camio.
Y me duele, sobre todo, no poder soñar contigo,
no poder morir contigo.
éramos distintos.
Hasta que quisimos y pudimos dscubrirnos,
éramos distintos.
Y quién iba a decir que no era más que una ilusión;
supimos, con el tiempo, que no basta con amor.
Cuantas veces vimos que éramos distintos!
No era la verdad, éramos igual que los demás.
Y me duelen los recuerdos que se olvidan de que fuimos
algo más que un desatino, mucho más que un mal destino.
Y me duele ver que siempre nos creimos convencidos
de que el otro era el motivo de que todo esté perdido.
Era yo tu esèjo, tú eres mi reflejo,
éramos el mismo.
Eramos dos gotas con distinto recorrido,
éramos distintos.
Y quien iba a creer que siendo iguales no pudimos
hacer el sueño eterno y reir en el camino.
Cuantas veces vimos que éramos distintos!
No era la verdad, éramos igual que los demás.
Y me duelen los recuerdos que se olvidan de que fuimos
algo más que un desatino, mucho más que un mal destino.
Y me duele ver que siempre nos creimos convencidos
de que el otro era el motivo de que todo esté perdido.
Y me duele convertirme en nostalgia sin olvido,
en abrazos encogidos que no abrazan con cariño.
Y me duele imaguinarme quien se cruza en tu camio.
Y me duele, sobre todo, no poder soñar contigo,
no poder morir contigo.