Nuestras leyes nos dan risa
Nuestros jefes nos dan pena
Para un pueblo como el nuestro
No hay caminos, ni salida
No hay trabajo, no hay dinero
Somos flojos limosneros
Con desorden y delincuencia
No ocultamos nuestra indecencia
Pero siempre hay esperanza
En un pueblo alegre
Siempre hay esperanza
Para un pueblo alegre
Vidas simples ignorancia
Ilusiones frustraciones
Muchos hijos esfuerzo diario
Inconformismo ante un cruel destino
Pero siempre hay esperanza
En un pueblo alegre
Siempre hay esperanza
Para un pueblo alegre
Y bailamos al son de nuestras penas
Y bailamos al son de nuestras miserias
Y brindamos de cada una de nuestras penas
Y brindamos por cada una de nuestras miserias
De ambiciones no sabemos
Grandes sueños no tenemos
Como tontos nos reímos
Y en nuestra mierda nos dormimos
Pero siempre hay esperanza
En un pueblo alegre
Siempre hay esperanza
Para un pueblo alegre
Y bailamos al son de nuestras penas
Y bailamos al son de nuestras miserias
Y brindamos de cada una de nuestras penas
Y brindamos por cada una de nuestras miserias
Nuestros jefes nos dan pena
Para un pueblo como el nuestro
No hay caminos, ni salida
No hay trabajo, no hay dinero
Somos flojos limosneros
Con desorden y delincuencia
No ocultamos nuestra indecencia
Pero siempre hay esperanza
En un pueblo alegre
Siempre hay esperanza
Para un pueblo alegre
Vidas simples ignorancia
Ilusiones frustraciones
Muchos hijos esfuerzo diario
Inconformismo ante un cruel destino
Pero siempre hay esperanza
En un pueblo alegre
Siempre hay esperanza
Para un pueblo alegre
Y bailamos al son de nuestras penas
Y bailamos al son de nuestras miserias
Y brindamos de cada una de nuestras penas
Y brindamos por cada una de nuestras miserias
De ambiciones no sabemos
Grandes sueños no tenemos
Como tontos nos reímos
Y en nuestra mierda nos dormimos
Pero siempre hay esperanza
En un pueblo alegre
Siempre hay esperanza
Para un pueblo alegre
Y bailamos al son de nuestras penas
Y bailamos al son de nuestras miserias
Y brindamos de cada una de nuestras penas
Y brindamos por cada una de nuestras miserias