Una voz gritando siempre,
siempre gritando,
silencio.
Mis manos llenas de tinta
emborronan un cuaderno.
Lejos, lejos, muy lejos,
se oye la voz del maestro
que habla de montes y ríos.
Me escapo por la ventana.
Corro, corro por el cielo
y voy jinete celeste
sobre un nubarrón muy negro.
Persiguiendo nubes blancas,
paso las tardes de invierno.
Me despierta una campana,
padre nuestro.
Una voz gritando siempre,
siempre gritando,
silencio.
siempre gritando,
silencio.
Mis manos llenas de tinta
emborronan un cuaderno.
Lejos, lejos, muy lejos,
se oye la voz del maestro
que habla de montes y ríos.
Me escapo por la ventana.
Corro, corro por el cielo
y voy jinete celeste
sobre un nubarrón muy negro.
Persiguiendo nubes blancas,
paso las tardes de invierno.
Me despierta una campana,
padre nuestro.
Una voz gritando siempre,
siempre gritando,
silencio.