Tango
1943
Música: Lucio Demare
Letra: Homero Manzi
Suena el piano, la luz está sobrando,
se hace noche de p***to y sin querer
las sombras se arrinconan
evocando a Griseta, a Malena, a María Ester.
Las sombras que esta noche trajo el tango
me obligan a evocarla a mí también.
Bailemos que me duele estar soñando
con el brillo de su traje de satén.
¿Quién pena en el violín?
¿Qué voz sentimental
cansada de sufrir
se ha puesto a sollozar así?
Tal vez será el rumor
de aquella que una vez
de p***to se durmió.
¡Tal vez será su voz, tal vez!
Su voz no puede ser,
su voz ya se apagó,
¡tendrá que ser nomás
mi propio corazón!
Era triste, era pálida y lejana,
negro el pelo, los ojos verde gris.
Y eran también sus labios al sol de la mañana
una triste flor de carmín.
Un día no llegó, quedé esperando.
Y luego me contaron su final.
Por eso con las sombras de los tangos
¡vanamente la recuerdo más y más!
1943
Música: Lucio Demare
Letra: Homero Manzi
Suena el piano, la luz está sobrando,
se hace noche de p***to y sin querer
las sombras se arrinconan
evocando a Griseta, a Malena, a María Ester.
Las sombras que esta noche trajo el tango
me obligan a evocarla a mí también.
Bailemos que me duele estar soñando
con el brillo de su traje de satén.
¿Quién pena en el violín?
¿Qué voz sentimental
cansada de sufrir
se ha puesto a sollozar así?
Tal vez será el rumor
de aquella que una vez
de p***to se durmió.
¡Tal vez será su voz, tal vez!
Su voz no puede ser,
su voz ya se apagó,
¡tendrá que ser nomás
mi propio corazón!
Era triste, era pálida y lejana,
negro el pelo, los ojos verde gris.
Y eran también sus labios al sol de la mañana
una triste flor de carmín.
Un día no llegó, quedé esperando.
Y luego me contaron su final.
Por eso con las sombras de los tangos
¡vanamente la recuerdo más y más!