Viva Colombia, bella y enlutada
y Ecuador coronado por el fuego,
viva el pequeño Paraguay herido
y por desnudos héroes resurrecto,
oh, Venezuela, cantas en el mapa
con todo el cielo azul en movimiento
y de Bolivia los huraños montes
los ojos indios y la luz celebro:
Yo sé que quienes cayeron
defendiendo el honor fueron los pueblos
y amo hasta las raíces de mi tierra
desde Río Grande hasta el Polo chileno
no sólo porque están diseminados
en esta larga lucha nuestros huesos,
sino porque amo cada puerta pobre
y cada mano del profundo pueblo.
Y no hay belleza como está belleza
de América extendida en sus infiernos,
en sus cerros de piedra y poderío,
en sus ríos atávicos y eternos
y te amo en los recónditos espacios
de las ciudades con olor a estiércol,
en los trenes del alba vacilante,
en los mercados y en los mataderos,
en las flores eléctricas de Santos
en la cruel construcción de tus cangrejos
en tu decapitada minería
y tus pobres borrachos turbulentos.
El planeta te dio toda la nieve,
aguas mayores y volcanes nuevos
y luego el hombre fue agregando muros
y adentro de los muros, sufrimiento
y es por amor que pego en tus costados:
recíbeme como si fuera el viento.
Te traigo con el canto que golpea un amor
que, no puede estar contento
y la fecundación de las campanas
la justicia que esperan nuestros pueblos.
Y no es mucho pedir, tenemos tanto,
Y, sin embargo, tan poco tenemos
que no es posible que esto continúe.
Esté es mi canto, lo que pido es eso:
porque no pido nada sino todo
lo pido todo para nuestros pueblos
y que se ofenda el triste presumido
enloquecido con un nombramiento
yo sigo y me acompañan dos razones:
mi corazón y mi padecimiento.
y Ecuador coronado por el fuego,
viva el pequeño Paraguay herido
y por desnudos héroes resurrecto,
oh, Venezuela, cantas en el mapa
con todo el cielo azul en movimiento
y de Bolivia los huraños montes
los ojos indios y la luz celebro:
Yo sé que quienes cayeron
defendiendo el honor fueron los pueblos
y amo hasta las raíces de mi tierra
desde Río Grande hasta el Polo chileno
no sólo porque están diseminados
en esta larga lucha nuestros huesos,
sino porque amo cada puerta pobre
y cada mano del profundo pueblo.
Y no hay belleza como está belleza
de América extendida en sus infiernos,
en sus cerros de piedra y poderío,
en sus ríos atávicos y eternos
y te amo en los recónditos espacios
de las ciudades con olor a estiércol,
en los trenes del alba vacilante,
en los mercados y en los mataderos,
en las flores eléctricas de Santos
en la cruel construcción de tus cangrejos
en tu decapitada minería
y tus pobres borrachos turbulentos.
El planeta te dio toda la nieve,
aguas mayores y volcanes nuevos
y luego el hombre fue agregando muros
y adentro de los muros, sufrimiento
y es por amor que pego en tus costados:
recíbeme como si fuera el viento.
Te traigo con el canto que golpea un amor
que, no puede estar contento
y la fecundación de las campanas
la justicia que esperan nuestros pueblos.
Y no es mucho pedir, tenemos tanto,
Y, sin embargo, tan poco tenemos
que no es posible que esto continúe.
Esté es mi canto, lo que pido es eso:
porque no pido nada sino todo
lo pido todo para nuestros pueblos
y que se ofenda el triste presumido
enloquecido con un nombramiento
yo sigo y me acompañan dos razones:
mi corazón y mi padecimiento.