La extrema unción es con sangre, no lo reanima ni José
Gregorio tiene los zapatos puestos para irse al purgatorio,
enfermo por un microbio de una enfermedad venérea,
coqueteando a la lujuria en una cantina ebria.
Quien podría creerlo del amor, príncipe azul, novio
perfecto, ama de casa y esposo honesto,
yace muerto y en su lecho los buenos momentos, lloran
de lamentos, dan paso al resentimiento
que en su nacimiento trae por dentro al odio y la ira,
odio hermano de amor los dos hijos de vida.
Amor no lo soportó lo mató rutina, que lenta pero segura
todo lo que puede arruina,
los temores más profundos de fe salieron a flote ya no
hay quien derrote la voluntad
de todo lo oscuro y procuro, que las palabras que se
guarden en su cofre dejen
evidencia clara de que ha muerto lo más puro.
El amor ha muerto no hay querer, debes creerme aunque
no quieras reconocer
que se ha ido y no va a volver, el amor ha muerto no
hay querer,
sé que te duele y que también te da tristeza pero dile
adiós porque no regresa.
La generación del opio, la que disfruta del s**o y las
drogas
pero que se ahoga en la falta de amor propio, y es obvio,
que todo se torne turbio si es mas fácil revolcarnos
en la cama que ser novios.
Nadie regresa de la muerte y el amor esta mejor en el cielo que caminando aquí abajo,
porque francamente a estas alturas a la gente el amor
entregado
y penitente le importa un carajo, caerán muy bajo,
buscando cambiarlo por algo
y cuanto se den cuenta que no tienen ningún sustituto,
profundizarán el luto al más grande sentimiento,
ya pueden bajar la tapa, entierren sus restos, coloquen
sobre
su placa de mármol este epitafio: "Estuviste presente
en el beso de mis labios
que la ausencia de tu ser en las personas cambia todo
y que tu hija esperanza va a traerte al mundo de algún
modo."
El amor y el interés de la mano se fueron al campo un
día como dos hermanos
sin pensar que uno de los dos de ese viaje jamás regresaría,
¿Quién se lo imaginaría?
El amor ha muerto no hay querer, debes creerme aunque no
quieras reconocer que se ha ido y no va a volver,
el amor ha muerto no hay querer, se que te duele
y que también te da tristeza pero dile adiós porque no regresa
Gregorio tiene los zapatos puestos para irse al purgatorio,
enfermo por un microbio de una enfermedad venérea,
coqueteando a la lujuria en una cantina ebria.
Quien podría creerlo del amor, príncipe azul, novio
perfecto, ama de casa y esposo honesto,
yace muerto y en su lecho los buenos momentos, lloran
de lamentos, dan paso al resentimiento
que en su nacimiento trae por dentro al odio y la ira,
odio hermano de amor los dos hijos de vida.
Amor no lo soportó lo mató rutina, que lenta pero segura
todo lo que puede arruina,
los temores más profundos de fe salieron a flote ya no
hay quien derrote la voluntad
de todo lo oscuro y procuro, que las palabras que se
guarden en su cofre dejen
evidencia clara de que ha muerto lo más puro.
El amor ha muerto no hay querer, debes creerme aunque
no quieras reconocer
que se ha ido y no va a volver, el amor ha muerto no
hay querer,
sé que te duele y que también te da tristeza pero dile
adiós porque no regresa.
La generación del opio, la que disfruta del s**o y las
drogas
pero que se ahoga en la falta de amor propio, y es obvio,
que todo se torne turbio si es mas fácil revolcarnos
en la cama que ser novios.
Nadie regresa de la muerte y el amor esta mejor en el cielo que caminando aquí abajo,
porque francamente a estas alturas a la gente el amor
entregado
y penitente le importa un carajo, caerán muy bajo,
buscando cambiarlo por algo
y cuanto se den cuenta que no tienen ningún sustituto,
profundizarán el luto al más grande sentimiento,
ya pueden bajar la tapa, entierren sus restos, coloquen
sobre
su placa de mármol este epitafio: "Estuviste presente
en el beso de mis labios
que la ausencia de tu ser en las personas cambia todo
y que tu hija esperanza va a traerte al mundo de algún
modo."
El amor y el interés de la mano se fueron al campo un
día como dos hermanos
sin pensar que uno de los dos de ese viaje jamás regresaría,
¿Quién se lo imaginaría?
El amor ha muerto no hay querer, debes creerme aunque no
quieras reconocer que se ha ido y no va a volver,
el amor ha muerto no hay querer, se que te duele
y que también te da tristeza pero dile adiós porque no regresa