Nacer, vivir, los rostros anhelantes
Los gestos ávidos de vida
Lo veo en las calles, en el tiempo detenido
Vivir, crecer, expuestos al amor.
Expuestos al viento, a la nostalgia, a la risa y al dolor.
Expuestos para cada instante que amamos la vida.
Vivir para amar, un soplo de brisa... La vida, cualquier forma de vida.
En la lucha desigual, en un mundo que naufragará
Si no defendemos cualquier forma de vida natural.
Si no me inquieta un mundo asfaltado sin vida...
Sabré que andar, sentir, es un sencillo vaivén
Y a ratos alejarme de mí
Hará más liviano el peso de mis alforjas.
Sabrás que despertar
Es un sencillo vaivén
Tan solo es respirar y dejarse llevar...
En lo sano respirando
En un manzano la grandiosidad de un iceberg.
Nacer, vivir, de estrella extravío... La vida, el tirón de la vida.
Lo veo en la gente, en el tiempo presente
Celeste cuerpo, amor de fogón.
Expuestos al quebranto, la perfidia, al roce y al perdón.
Dispuestos para cada instante de hambre de vida.
Sabré que andar, sentir, es ir más lento, parar.
Y a ratos desprenderse y al fin, pureza del aire colma el pecho y las ansias.
Sabré que despertar a ese sencillo vaivén
Es lento, es arribar a serenos confines.
En papeleo de mariposas, hacia un fiordo en el cobalto azul del huracán...
Los gestos ávidos de vida
Lo veo en las calles, en el tiempo detenido
Vivir, crecer, expuestos al amor.
Expuestos al viento, a la nostalgia, a la risa y al dolor.
Expuestos para cada instante que amamos la vida.
Vivir para amar, un soplo de brisa... La vida, cualquier forma de vida.
En la lucha desigual, en un mundo que naufragará
Si no defendemos cualquier forma de vida natural.
Si no me inquieta un mundo asfaltado sin vida...
Sabré que andar, sentir, es un sencillo vaivén
Y a ratos alejarme de mí
Hará más liviano el peso de mis alforjas.
Sabrás que despertar
Es un sencillo vaivén
Tan solo es respirar y dejarse llevar...
En lo sano respirando
En un manzano la grandiosidad de un iceberg.
Nacer, vivir, de estrella extravío... La vida, el tirón de la vida.
Lo veo en la gente, en el tiempo presente
Celeste cuerpo, amor de fogón.
Expuestos al quebranto, la perfidia, al roce y al perdón.
Dispuestos para cada instante de hambre de vida.
Sabré que andar, sentir, es ir más lento, parar.
Y a ratos desprenderse y al fin, pureza del aire colma el pecho y las ansias.
Sabré que despertar a ese sencillo vaivén
Es lento, es arribar a serenos confines.
En papeleo de mariposas, hacia un fiordo en el cobalto azul del huracán...