Agustín Lara (México)
Sólamente una vez
amé en la vida,
sólamente una vez
y nada más.
Una vez, nada más,
en mi huerto brilló la esperanza,
la esperanza que alumbra el camino
de mi soledad.
Una vez, nada más,
se entrega el alma,
con la dulce y total
renunciación
y cuando ese milagro realiza
el prodigio de amarse,
hay campanas de fiesta que cantan
en mi corazón (bis).
Sólamente una vez
amé en la vida,
sólamente una vez
y nada más.
Una vez, nada más,
en mi huerto brilló la esperanza,
la esperanza que alumbra el camino
de mi soledad.
Una vez, nada más,
se entrega el alma,
con la dulce y total
renunciación
y cuando ese milagro realiza
el prodigio de amarse,
hay campanas de fiesta que cantan
en mi corazón (bis).