Son ya las doce,
no me puedo levantar,
y aunque pudiera
¿qué motivos hay?
Oigo las voces,
nunca dejan de gritar,
es la resaca
de haber vuelto a fracasar.
Tú dices que aún
se puede arreglar,
y yo no hago más
que naufragar.
Incendio a las tres,
suicidio a las diez,
y siempre es así,
el mundo al revés para mí.
Las doce y media,
sigo en esta prisión,
estoy condenando
a quererme como soy.
Aviones del sur,
silencio azul,
desierto en el mar,
y tú ya no puedes ni hablar.
Y suena la misma canción,
la que me hizo creer que no
daría mi brazo a torcer,
que era posible ser tu piel.
Gritan los coches, lloran las aceras
las noches se inundan de tristeza,
relojes que ya no funcionan
marcan las horas que no quieren pasar.
Ya no importa decir la verdad,
mentiras rondando por la ciudad,
no nos quedan silencios para hablar,
condenado a no saber dónde estás.
Y suena la misma canción,
la que me hizo creer que no
daría mi brazo a torcer,
que era posible ser tu piel ...
tu piel ... tu piel ... tu piel ...
no me puedo levantar,
y aunque pudiera
¿qué motivos hay?
Oigo las voces,
nunca dejan de gritar,
es la resaca
de haber vuelto a fracasar.
Tú dices que aún
se puede arreglar,
y yo no hago más
que naufragar.
Incendio a las tres,
suicidio a las diez,
y siempre es así,
el mundo al revés para mí.
Las doce y media,
sigo en esta prisión,
estoy condenando
a quererme como soy.
Aviones del sur,
silencio azul,
desierto en el mar,
y tú ya no puedes ni hablar.
Y suena la misma canción,
la que me hizo creer que no
daría mi brazo a torcer,
que era posible ser tu piel.
Gritan los coches, lloran las aceras
las noches se inundan de tristeza,
relojes que ya no funcionan
marcan las horas que no quieren pasar.
Ya no importa decir la verdad,
mentiras rondando por la ciudad,
no nos quedan silencios para hablar,
condenado a no saber dónde estás.
Y suena la misma canción,
la que me hizo creer que no
daría mi brazo a torcer,
que era posible ser tu piel ...
tu piel ... tu piel ... tu piel ...