El tiempo que recorre arterias, venas en mi físico,
dejándome el sentido de miseria paralíticos. Ésta iberia para críticos, si uno no aguanta cítricos, materias de bacterias entre mi líquido lírico. Mi jugo, es tuyo, es de tarugo. Típico, me fugo y huyo de mi yugo bíblico. Si pienso en Dios a veces, es porque imagino que nos ve como asesinos,
jueces divinos. Me cago en el Qué Opino.
Venga, a ver si adivino, la tolerancia está en camino, ahora su arrogancia vino. Siempre desafino, siempre a los demás, pero atino. Más y mas me desanimo. Busco paz en esta pompa, mi compás odia al vecino, es mi fuga de Alcatraz en trompa; llámame Catrino. Otros pagan el castigo, son sus propios enemigos, y un disfraz no te hará capaz, mi amigo.
Si sigo, ya lo sé, haré como que no miro. Si me fatigo, ya veré, me tomaré un respiro. Te diré una sola cosa, y es que no te admiro. Seguiré a mi bola en la ola, o tal vez me retiro a tiros,
iros. Sí que te mola ser vampiro, pues ven, chupa mi cola por detrás mientras me giro. Si me das la espalda, hola. Y no sé qué deciros, por qué tardas, no controlas el sentido del suspiro.
Si tengo que sentirlo, pues lo siento. Si sé que la cagué, pues me arrepiento y lo intento otra vez. Si busco algo y no lo encuentro, pasa otra vez ante ese juez que llevas dentro. ¿Ves? no me concentro.
Si tengo que sentirlo, pues lo siento. Si sé que la cagué, pues me arrepiento y lo intento otra vez. Si busco algo y no lo encuentro, pasa otra vez ante ese juez que llevas dentro. ¿Ves? no me concentro.
Bebí y bebí, y bebí hasta que me cansé de sentirme así. Después vomité, y vomité pensando en tí. La resaca le ganó al estómago y me dormí hasta que me despertó la sed y bebí. Luego anduve dando pasos de bebé y pensé, volví a caer como un pez en una red. Soy mi juez y me condeno a ser preso de mí mismo, me siento el cero del diez, he perdido el magnetismo. Otra vez se escapan los detalles, prefiero el directo en la tele o en la calle.
Que los fallos duelan si tienen que doler, pero que sean como el viento, que vuela y sabes que no va a volver. Hey, poeta, ya no te sientes olvidado, ¿verdad? Estás pagando el precio de tocar tu meta. Y cuando no respetan tu intimidad, piensas, arsa, la fama una farsa, y el famoseo su comparsa.
Cuando se acabe el trecho, cuando toques techo y una actitud ridícula se convierte en un hecho. Si no dejas de vivir estrecho y vestir ancho, entenderás porque prefiero el directo al gancho y salirme fuera para perderme. Estoy borracho de tu hipocresía, cansado de esta borrachera. Doce pavos son el precio de mi tiempo, por eso vomito en la papelera; elijo un beat y me siento.
Si tengo que sentirlo, pues lo siento. Si sé que la cagué, pues me arrepiento y lo intento otra vez. Si busco algo y no lo encuentro, pasa otra vez ante ese juez que llevas dentro. ¿Ves? no me concentro.
Si tengo que sentirlo, pues lo siento. Si sé que la cagué, pues me arrepiento y lo intento otra vez. Si busco algo y no lo encuentro, pasa otra vez ante ese juez que llevas dentro. ¿Ves? no me concentro.
dejándome el sentido de miseria paralíticos. Ésta iberia para críticos, si uno no aguanta cítricos, materias de bacterias entre mi líquido lírico. Mi jugo, es tuyo, es de tarugo. Típico, me fugo y huyo de mi yugo bíblico. Si pienso en Dios a veces, es porque imagino que nos ve como asesinos,
jueces divinos. Me cago en el Qué Opino.
Venga, a ver si adivino, la tolerancia está en camino, ahora su arrogancia vino. Siempre desafino, siempre a los demás, pero atino. Más y mas me desanimo. Busco paz en esta pompa, mi compás odia al vecino, es mi fuga de Alcatraz en trompa; llámame Catrino. Otros pagan el castigo, son sus propios enemigos, y un disfraz no te hará capaz, mi amigo.
Si sigo, ya lo sé, haré como que no miro. Si me fatigo, ya veré, me tomaré un respiro. Te diré una sola cosa, y es que no te admiro. Seguiré a mi bola en la ola, o tal vez me retiro a tiros,
iros. Sí que te mola ser vampiro, pues ven, chupa mi cola por detrás mientras me giro. Si me das la espalda, hola. Y no sé qué deciros, por qué tardas, no controlas el sentido del suspiro.
Si tengo que sentirlo, pues lo siento. Si sé que la cagué, pues me arrepiento y lo intento otra vez. Si busco algo y no lo encuentro, pasa otra vez ante ese juez que llevas dentro. ¿Ves? no me concentro.
Si tengo que sentirlo, pues lo siento. Si sé que la cagué, pues me arrepiento y lo intento otra vez. Si busco algo y no lo encuentro, pasa otra vez ante ese juez que llevas dentro. ¿Ves? no me concentro.
Bebí y bebí, y bebí hasta que me cansé de sentirme así. Después vomité, y vomité pensando en tí. La resaca le ganó al estómago y me dormí hasta que me despertó la sed y bebí. Luego anduve dando pasos de bebé y pensé, volví a caer como un pez en una red. Soy mi juez y me condeno a ser preso de mí mismo, me siento el cero del diez, he perdido el magnetismo. Otra vez se escapan los detalles, prefiero el directo en la tele o en la calle.
Que los fallos duelan si tienen que doler, pero que sean como el viento, que vuela y sabes que no va a volver. Hey, poeta, ya no te sientes olvidado, ¿verdad? Estás pagando el precio de tocar tu meta. Y cuando no respetan tu intimidad, piensas, arsa, la fama una farsa, y el famoseo su comparsa.
Cuando se acabe el trecho, cuando toques techo y una actitud ridícula se convierte en un hecho. Si no dejas de vivir estrecho y vestir ancho, entenderás porque prefiero el directo al gancho y salirme fuera para perderme. Estoy borracho de tu hipocresía, cansado de esta borrachera. Doce pavos son el precio de mi tiempo, por eso vomito en la papelera; elijo un beat y me siento.
Si tengo que sentirlo, pues lo siento. Si sé que la cagué, pues me arrepiento y lo intento otra vez. Si busco algo y no lo encuentro, pasa otra vez ante ese juez que llevas dentro. ¿Ves? no me concentro.
Si tengo que sentirlo, pues lo siento. Si sé que la cagué, pues me arrepiento y lo intento otra vez. Si busco algo y no lo encuentro, pasa otra vez ante ese juez que llevas dentro. ¿Ves? no me concentro.