Con todos esos
miles de besos
que hay en tu boca,
que sorteados
como a los dados
van de oca en oca
¿cuándo me toca,
Dama de las delicias
que, a flor de azar,
vas sembrando caricias
para dar y tomar?
Es un misterio
con qué criterio
te distribuyes
pero estoy harto
de tu reparto,
nunca me incluyes
¿porqué me huyes,
Dama de los desplantes,
si en tu harén
tienes tantos cantantes
que es como un almacén?
Fuera de alcance
de tu romance,
sinceramente,
yo seré el fallo
de tu serallo,
el gran ausente.
Tenlo presente.
Dama de las mercedes,
anda, mujer,
cuando tiendas tus redes,
aún te falta un Javier.
Ya que derramas
por tantas camas
tu inmodestia,
ya que te ofreces
cientos de veces
y a tanto bestia,
no es gran molestia,
Dama de los deslices,
que, a flor de piel
aunque sea, aterrices
en mi luna de miel.
Tú, que a este gremio
le diste premio,
(todos a una
me lo han contado:
te has cepillado
hasta la tuna,
y yo en la luna)
Dama de los desdenes,
hazme en tu harén,
tú por mí no te frenes,
un sitito también.
Cubres de infamia
tu poligamia
si falta al coro
la voz que achanta
bajo la manta,
el broche de oro,
este tesoro,
Dama de las licencias
anda, mujer,
que aún con ciertas carencias
me da para comer.
Si en la penuria
de mi lujuria,
Dios no lo quiera,
otra aventura
se me procura
más lisonjera
y me lo hiciera,
Dama de las sorpresas,
a flor de mal,
con alguna de esas,
mas o menos rival...
Ten por seguro
que al ser tan duro
dormir al raso
me iría de farra
con la guitarra
tras de su paso,
pensando acaso,
Dama de las tormentas,
que no es tu harén
tampoco, a fin de cuentas,
el jardín de Edén.
Que, mientras tanto,
logre mi canto,
dale que dale,
enternecerte,
que al fin mi suerte
no te resbale
y digas: vale.
Y atiendas mis pregones
anda, mujer,
dama de corazones,
Venus del Gran Poder.
(Javier Krahe)
miles de besos
que hay en tu boca,
que sorteados
como a los dados
van de oca en oca
¿cuándo me toca,
Dama de las delicias
que, a flor de azar,
vas sembrando caricias
para dar y tomar?
Es un misterio
con qué criterio
te distribuyes
pero estoy harto
de tu reparto,
nunca me incluyes
¿porqué me huyes,
Dama de los desplantes,
si en tu harén
tienes tantos cantantes
que es como un almacén?
Fuera de alcance
de tu romance,
sinceramente,
yo seré el fallo
de tu serallo,
el gran ausente.
Tenlo presente.
Dama de las mercedes,
anda, mujer,
cuando tiendas tus redes,
aún te falta un Javier.
Ya que derramas
por tantas camas
tu inmodestia,
ya que te ofreces
cientos de veces
y a tanto bestia,
no es gran molestia,
Dama de los deslices,
que, a flor de piel
aunque sea, aterrices
en mi luna de miel.
Tú, que a este gremio
le diste premio,
(todos a una
me lo han contado:
te has cepillado
hasta la tuna,
y yo en la luna)
Dama de los desdenes,
hazme en tu harén,
tú por mí no te frenes,
un sitito también.
Cubres de infamia
tu poligamia
si falta al coro
la voz que achanta
bajo la manta,
el broche de oro,
este tesoro,
Dama de las licencias
anda, mujer,
que aún con ciertas carencias
me da para comer.
Si en la penuria
de mi lujuria,
Dios no lo quiera,
otra aventura
se me procura
más lisonjera
y me lo hiciera,
Dama de las sorpresas,
a flor de mal,
con alguna de esas,
mas o menos rival...
Ten por seguro
que al ser tan duro
dormir al raso
me iría de farra
con la guitarra
tras de su paso,
pensando acaso,
Dama de las tormentas,
que no es tu harén
tampoco, a fin de cuentas,
el jardín de Edén.
Que, mientras tanto,
logre mi canto,
dale que dale,
enternecerte,
que al fin mi suerte
no te resbale
y digas: vale.
Y atiendas mis pregones
anda, mujer,
dama de corazones,
Venus del Gran Poder.
(Javier Krahe)