Sucede que a veces la vida mata y el amor
te echa silicona en los cerrojos de tu casa,
o te abre un expediente de regulación,
y te expulsa del Edén, hacia tierras extrañas.
Sucede que a veces sales de un bar y la luz
quema la piel de este vampiro que te ama,
te llena la frente de fino polvo marrón-sur,
bostezas y te queman agujetas en las alas.
Pero sucede también
que, sin saber cómo ni cuándo,
algo te eriza la piel
y te rescata del naufragio.
Y siempre es viernes, siesta de verano,
verbena en la aldea, guirnaldas en mayo,
tormentas que apagan el televisor.
Teléfonos que arden, me nombra tu voz,
hoy ceno contigo, hoy revolución,
reyes que pierden sus coronas,
verte entre la multitud,
abrazos que incendian la aurora
en las playas del sur.
Sucede que a veces la vida mata y te encuentras
solo y en este corazón no reciclable
se hunden petroleros desahuciados y sospechas
que provocan miopía en lanzadores de puñales.
Sucede que a veces la vida mata y el invierno
saca su revólver, te encañona en las costillas,
te aterran los álbumes de fotos y el espejo,
huele a pino el coche y el mar a gasolina.
Pero sucede también
que, sin saber cómo ni cuándo,
algo te eriza la piel
y te rescata del naufragio.
Y siempre es viernes, siesta de verano,
verbena en la aldea, guirnaldas en mayo,
tormentas que apagan el televisor.
Teléfonos que arden, me nombra tu voz,
hoy ceno contigo, hoy revolución,
reyes que pierden sus coronas,
verte entre la multitud,
abrazos que incendian la aurora
en las playas del sur.
Sucede que a veces la vida mata...
Y siempre es viernes, siesta de verano...
Hoy ceno contigo, hoy revolución...
____________________________________
A veces, sólo a veces, cuando todo se derrumba y el invierno encañona nuestras costillas un rostro ajeno te reconcilia con el mundo, y de repente siempre es viernes. A veces, más a menudo de lo que pensamos, cuando descubrimos que estar vivo mata y que respirar es toda una hazaña, de repente cielos extensos como siestas de verano nos recuerdan que no estamos solos, que, como dijo el poeta, hoy es siempre todavía. Una canción optimista (¿por qué les sorprende?) para tiempos difíciles.
te echa silicona en los cerrojos de tu casa,
o te abre un expediente de regulación,
y te expulsa del Edén, hacia tierras extrañas.
Sucede que a veces sales de un bar y la luz
quema la piel de este vampiro que te ama,
te llena la frente de fino polvo marrón-sur,
bostezas y te queman agujetas en las alas.
Pero sucede también
que, sin saber cómo ni cuándo,
algo te eriza la piel
y te rescata del naufragio.
Y siempre es viernes, siesta de verano,
verbena en la aldea, guirnaldas en mayo,
tormentas que apagan el televisor.
Teléfonos que arden, me nombra tu voz,
hoy ceno contigo, hoy revolución,
reyes que pierden sus coronas,
verte entre la multitud,
abrazos que incendian la aurora
en las playas del sur.
Sucede que a veces la vida mata y te encuentras
solo y en este corazón no reciclable
se hunden petroleros desahuciados y sospechas
que provocan miopía en lanzadores de puñales.
Sucede que a veces la vida mata y el invierno
saca su revólver, te encañona en las costillas,
te aterran los álbumes de fotos y el espejo,
huele a pino el coche y el mar a gasolina.
Pero sucede también
que, sin saber cómo ni cuándo,
algo te eriza la piel
y te rescata del naufragio.
Y siempre es viernes, siesta de verano,
verbena en la aldea, guirnaldas en mayo,
tormentas que apagan el televisor.
Teléfonos que arden, me nombra tu voz,
hoy ceno contigo, hoy revolución,
reyes que pierden sus coronas,
verte entre la multitud,
abrazos que incendian la aurora
en las playas del sur.
Sucede que a veces la vida mata...
Y siempre es viernes, siesta de verano...
Hoy ceno contigo, hoy revolución...
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A veces, sólo a veces, cuando todo se derrumba y el invierno encañona nuestras costillas un rostro ajeno te reconcilia con el mundo, y de repente siempre es viernes. A veces, más a menudo de lo que pensamos, cuando descubrimos que estar vivo mata y que respirar es toda una hazaña, de repente cielos extensos como siestas de verano nos recuerdan que no estamos solos, que, como dijo el poeta, hoy es siempre todavía. Una canción optimista (¿por qué les sorprende?) para tiempos difíciles.