Siento llorar, compadre, el corazón
al regresar al barrio en que nací,
al recordar mis horas de purrete
mi viejecita, mi hogar, ¡todo perdí!
Recuerdo mi lejana juventud
cuando iluminaba el sol de la ilusión,
cuando un gotán nos transportaba al cielo
o nos ligaba el amor de un metejón.
Quién pudiera esquivar al tiempo cruel
y volver a vivir aquella edad...
Quién pudiera cantar en un portal
canción dulce de amor...
No poder escuchar, hoy, otra vez
nuestra vieja señal, aquel silbar...
que llegó la hora de reunión,
que el barrio oyó.
Me voy, compadre, sin rumbo fijo,
mas no sin antes visitar el bodegón,
que ayer nos viera siempre reunidos
contando hazañas entre copas de pernod.
Venga compadre, bebamos juntos,
que a mi barrio, tal vez, ya no vuelva nunca,
y antes quiero brindar por mi barra de ayer
que jamás he de ver
al regresar al barrio en que nací,
al recordar mis horas de purrete
mi viejecita, mi hogar, ¡todo perdí!
Recuerdo mi lejana juventud
cuando iluminaba el sol de la ilusión,
cuando un gotán nos transportaba al cielo
o nos ligaba el amor de un metejón.
Quién pudiera esquivar al tiempo cruel
y volver a vivir aquella edad...
Quién pudiera cantar en un portal
canción dulce de amor...
No poder escuchar, hoy, otra vez
nuestra vieja señal, aquel silbar...
que llegó la hora de reunión,
que el barrio oyó.
Me voy, compadre, sin rumbo fijo,
mas no sin antes visitar el bodegón,
que ayer nos viera siempre reunidos
contando hazañas entre copas de pernod.
Venga compadre, bebamos juntos,
que a mi barrio, tal vez, ya no vuelva nunca,
y antes quiero brindar por mi barra de ayer
que jamás he de ver