Huelen a muerto las sotanas
que acechan como alimañas en la noche más larga,
la del hambre, el silencio y la rabia,
no se paran ante nada y clavan como una garra la cruz y la espada.
Orden, religión y patria, sangre ibérica y fé cristiana,
Rosario, misas y curas, cantos pueriles que amedrantan,
vigilan conciencias y las atan ahogando pechos y gargantas.
¡Ésta es la iglesia de España!.
Estirpa al rojo de este pueblo
y hazle ver con el suplicio
que el demonio está en su cuerpo
y la cuneta es el único remedio.
Con aceite de ricino humilla y rapa
a la madre, a la compañera, a la hermana,
a la hija del condenado, por la justicia de Dios.
Es el merecido trato y la muerte metida en casa.
Estirpa al rojo de este pueblo
y hazle ver con el suplicio
que el demonio está en su cuerpo
y la cuneta es el único remedio.
Porque en su nombre los matan,
porque en su nombre los matan.
Ahora quien ruge es el silencio impuesto,
enterrando las voces en este maldito tiempo.
Tierra de conejos, país de madrigueras,
¡Cuántos huesos se han tragado las cunetas!.
Y danzan y danzan y danzan las sotanas
alrededor del fascismo que las proclama
valedoras de la raza y de la santa cruzada.
Su monumento a los caídos de vergüenza se desangra...
de vergüenza se desangra... (BIS)
que acechan como alimañas en la noche más larga,
la del hambre, el silencio y la rabia,
no se paran ante nada y clavan como una garra la cruz y la espada.
Orden, religión y patria, sangre ibérica y fé cristiana,
Rosario, misas y curas, cantos pueriles que amedrantan,
vigilan conciencias y las atan ahogando pechos y gargantas.
¡Ésta es la iglesia de España!.
Estirpa al rojo de este pueblo
y hazle ver con el suplicio
que el demonio está en su cuerpo
y la cuneta es el único remedio.
Con aceite de ricino humilla y rapa
a la madre, a la compañera, a la hermana,
a la hija del condenado, por la justicia de Dios.
Es el merecido trato y la muerte metida en casa.
Estirpa al rojo de este pueblo
y hazle ver con el suplicio
que el demonio está en su cuerpo
y la cuneta es el único remedio.
Porque en su nombre los matan,
porque en su nombre los matan.
Ahora quien ruge es el silencio impuesto,
enterrando las voces en este maldito tiempo.
Tierra de conejos, país de madrigueras,
¡Cuántos huesos se han tragado las cunetas!.
Y danzan y danzan y danzan las sotanas
alrededor del fascismo que las proclama
valedoras de la raza y de la santa cruzada.
Su monumento a los caídos de vergüenza se desangra...
de vergüenza se desangra... (BIS)