Noche ardiente en las alturas, se oyen las voces requebrajar. Soplan vientos de agonía,
Brazos extraños rompen nuestro cantar. Gritos, golpes, ruido, soplan la luz; días enteros de
Oscuridad. Llantos grises en nuestros niños, ¡a prepararse para pelear!
Son nuestros hijos van a luchar. Son nuestros hijos van a triunfar.
Hablado
"No tengo palabras ni letras que rigen al viento su esencia,
solo me resta llorar para el cielo en busca de un slitario encuentro,
el frio la noche helada trasformaremos su fuego,
y el fuego armas y en cuentos en busca del viento y libertad para nuestros pueblos...
las extraño y por siempre las amo".
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Guerra de los Incas contra los hombres de las nubes
"A la muerte del prudente rey Atauchi, le sucedió en el trono su hijo Hualcopo, mozo de
energías superiores, quien miraba con inquietud acercarse a las fronteras meridionales de su
reino la poderosa maquina militar del imperio de los Incas, el gran anhelo del monarca fue
consolidar la unión de los pueblos confederados bajo el signo religioso y civil de la esmeralda
de los Duchicelas. Creía que el Reino de Quito; para mantener su integridad e independencia
debía tratar de aumentar su poder material y sus territorios, pero no por obra de la fuerza, si
no de las alianzas inteligentes y del comercio"
Brazos extraños rompen nuestro cantar. Gritos, golpes, ruido, soplan la luz; días enteros de
Oscuridad. Llantos grises en nuestros niños, ¡a prepararse para pelear!
Son nuestros hijos van a luchar. Son nuestros hijos van a triunfar.
Hablado
"No tengo palabras ni letras que rigen al viento su esencia,
solo me resta llorar para el cielo en busca de un slitario encuentro,
el frio la noche helada trasformaremos su fuego,
y el fuego armas y en cuentos en busca del viento y libertad para nuestros pueblos...
las extraño y por siempre las amo".
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Guerra de los Incas contra los hombres de las nubes
"A la muerte del prudente rey Atauchi, le sucedió en el trono su hijo Hualcopo, mozo de
energías superiores, quien miraba con inquietud acercarse a las fronteras meridionales de su
reino la poderosa maquina militar del imperio de los Incas, el gran anhelo del monarca fue
consolidar la unión de los pueblos confederados bajo el signo religioso y civil de la esmeralda
de los Duchicelas. Creía que el Reino de Quito; para mantener su integridad e independencia
debía tratar de aumentar su poder material y sus territorios, pero no por obra de la fuerza, si
no de las alianzas inteligentes y del comercio"