De chiquilín te miraba de afuera (1)
como a esas cosas que nunca se alcanzan,
la ñata contra el vidrio, (2)
en un azul de frío
que sólo fue después viviendo
igual que el mío.
Como una escuela de todas las cosas,
ya de muchacho me diste entre asombro
el cigarrillo...
la fe de mis sueños
y una esperanza de amor.
¿Cómo olvidarte en esta queja,
cafetín de Buenos Aires?
Si sos lo único en la vida
que se pareció a mi vieja. (3)
En tu mezcla milagrosa
de sabihondos y suicidas
yo aprendí filosofía... dados... timba (4)
y la poesía cruel
de no pensar más en mi...
Me diste en oro un puñado de amigos,
que son los mismos que alientan mis horas;
José el de la quimera,
Marcial que aún cree y espera
y el flaco Abel... que se nos fue,
pero aún me guía.
Sobre tus mesas que nunca preguntan
Lloré una tarde el primer desengaño.
Nací a las penas,
bebí mis años,
y me entregué sin luchar. div>
como a esas cosas que nunca se alcanzan,
la ñata contra el vidrio, (2)
en un azul de frío
que sólo fue después viviendo
igual que el mío.
Como una escuela de todas las cosas,
ya de muchacho me diste entre asombro
el cigarrillo...
la fe de mis sueños
y una esperanza de amor.
¿Cómo olvidarte en esta queja,
cafetín de Buenos Aires?
Si sos lo único en la vida
que se pareció a mi vieja. (3)
En tu mezcla milagrosa
de sabihondos y suicidas
yo aprendí filosofía... dados... timba (4)
y la poesía cruel
de no pensar más en mi...
Me diste en oro un puñado de amigos,
que son los mismos que alientan mis horas;
José el de la quimera,
Marcial que aún cree y espera
y el flaco Abel... que se nos fue,
pero aún me guía.
Sobre tus mesas que nunca preguntan
Lloré una tarde el primer desengaño.
Nací a las penas,
bebí mis años,
y me entregué sin luchar. div>