Tibio está el pañuelo, todavía,
que tu adiós me repetía
desde el muelle de las sombras.
Tibio, como en la tarde muere el sol,
mi sol de nieve, sin esperanza y sin alondras.
Tibio guardo el beso que dejaste
en mis labios al marcharte
porque aún no te olvidé...
Tú...
yo sé que el cielo,
el cielo y tú,
vendrán a mi para salvar
mis manos presas a esta cruz.
Si esta mentira audaz
busca mi pena,
no la descubras tú
que me condena.
Guárdala en ti,
que es mi querer,
desengañarme así
será más cruel.
No...
no me repitas ese adiós...
que esto lo sepa sólo Dios,
el cielo y tú...
que tu adiós me repetía
desde el muelle de las sombras.
Tibio, como en la tarde muere el sol,
mi sol de nieve, sin esperanza y sin alondras.
Tibio guardo el beso que dejaste
en mis labios al marcharte
porque aún no te olvidé...
Tú...
yo sé que el cielo,
el cielo y tú,
vendrán a mi para salvar
mis manos presas a esta cruz.
Si esta mentira audaz
busca mi pena,
no la descubras tú
que me condena.
Guárdala en ti,
que es mi querer,
desengañarme así
será más cruel.
No...
no me repitas ese adiós...
que esto lo sepa sólo Dios,
el cielo y tú...