La mariposa volaba, volaba la mariposa...
con sus alas verdes y blancas y en las puntas...
pintas rojas.
Primero fue el labarador
que no vio la mariposa
tendida sobre la hierba,
de su color orgullosa.
Sólo miró su sembrado
y pensó en tantas cosas
que haría de sus ganancias
y no vio a la mariposa.
Luego dos enamorados...
él ansioso y ella hermosa,
que por mirarse a los ojos
no vieron la mariposa...
y la hierba se extendió
por la espalda de la moza,
entre suspiros y besos,
no se ven las mariposas.
Poco después vino un niño,
que no sabe de otra cosa
que corretear por el campo
y que ver las mariposas.
Pero entonces ella dijo:
"Yo soy demasiado hermosa
para jugar con un niño",
y se fue la mariposa.
Finalmente vino un sabio,
la vio tan maravillosa
que dijo "eres divina",
y ella se sintió dichosa.
Aquel hombre la llevó
como una pieza valiosa,
para una gran colección
de selectas mariposas.
La mariposa no vuela, no puede la mariposa...
con sus alas verdes y blancas y en las puntas...
pintas rojas
con sus alas verdes y blancas y en las puntas...
pintas rojas.
Primero fue el labarador
que no vio la mariposa
tendida sobre la hierba,
de su color orgullosa.
Sólo miró su sembrado
y pensó en tantas cosas
que haría de sus ganancias
y no vio a la mariposa.
Luego dos enamorados...
él ansioso y ella hermosa,
que por mirarse a los ojos
no vieron la mariposa...
y la hierba se extendió
por la espalda de la moza,
entre suspiros y besos,
no se ven las mariposas.
Poco después vino un niño,
que no sabe de otra cosa
que corretear por el campo
y que ver las mariposas.
Pero entonces ella dijo:
"Yo soy demasiado hermosa
para jugar con un niño",
y se fue la mariposa.
Finalmente vino un sabio,
la vio tan maravillosa
que dijo "eres divina",
y ella se sintió dichosa.
Aquel hombre la llevó
como una pieza valiosa,
para una gran colección
de selectas mariposas.
La mariposa no vuela, no puede la mariposa...
con sus alas verdes y blancas y en las puntas...
pintas rojas