¿Qué sé acerca de lo que seré, yo, que no sé lo que soy?
¿Ser lo que pienso? ¡Pienso ser tantas cosas!
¡Y tantos piensan serlo que no podrán serlo tantos!
¿Genio?
En este momento cien mil cerebros se conciben en sueños tan genios como yo,
Y la historia no marcará, ¿quién sabe?, ni a uno sólo, ni quedará más que caca...,
y no quedará más que caca de tanta conquista futura. No, no creo en mí.
No, no creo en mi, ¡Los manicomios están llenos de certezas!
Yo, que de nada estoy cierto, ¿soy más o menos loco?
No, ni en mí...
¿En cuántas cobachas y no cobachas del mundo
no habrá a estas horas genios-para-sí-mismos soñando?
¿Cuántas aspiraciones altas y nobles y lúcidas -Sí,
verdaderamente altas y nobles y lúcidas-,
y quién sabe si realizables, nunca verán la luz del sol
ni hallaran los oídos de nadie?
El mundo es de quien nace para conquistarlo
Y no del que sueña que va a conquistarlo, aunque tenga razón.
He soñado más que todo cuanto Napoleón hizo.
He estrechado contra el pecho hipotético más humanidades que Cristo.
He construido en secreto filosofías no escritas aún por ningún Kant.
Pero soy, y tal vez seré siempre, el del desván,
aunque no viva en él.
Seré siempre el que no nació para eso,
Seré siempre tan sólo el que tenía cualidades;
Seré siempre el que esperó a que le abrieran la puerta
junto a una pared sin puerta,
Y cantó la cantinela del Infinito en un gallinero,
Y oyó la voz de Dios en un pozo cegado.
Mas sou, e talvez serei sempre, o da mansarda,
Ainda que não more nela;
Serei sempre o que não nasceu para isso;
Serei sempre só o que tinha qualidades;
Serei sempre o que esperou que lhe abrissem a porta
ao pé de uma parede sem porta,
E cantou a cantiga do Infinito numa capoeira,
E ouviu a voz de Deus num poço tapado.
¿Ser lo que pienso? ¡Pienso ser tantas cosas!
¡Y tantos piensan serlo que no podrán serlo tantos!
¿Genio?
En este momento cien mil cerebros se conciben en sueños tan genios como yo,
Y la historia no marcará, ¿quién sabe?, ni a uno sólo, ni quedará más que caca...,
y no quedará más que caca de tanta conquista futura. No, no creo en mí.
No, no creo en mi, ¡Los manicomios están llenos de certezas!
Yo, que de nada estoy cierto, ¿soy más o menos loco?
No, ni en mí...
¿En cuántas cobachas y no cobachas del mundo
no habrá a estas horas genios-para-sí-mismos soñando?
¿Cuántas aspiraciones altas y nobles y lúcidas -Sí,
verdaderamente altas y nobles y lúcidas-,
y quién sabe si realizables, nunca verán la luz del sol
ni hallaran los oídos de nadie?
El mundo es de quien nace para conquistarlo
Y no del que sueña que va a conquistarlo, aunque tenga razón.
He soñado más que todo cuanto Napoleón hizo.
He estrechado contra el pecho hipotético más humanidades que Cristo.
He construido en secreto filosofías no escritas aún por ningún Kant.
Pero soy, y tal vez seré siempre, el del desván,
aunque no viva en él.
Seré siempre el que no nació para eso,
Seré siempre tan sólo el que tenía cualidades;
Seré siempre el que esperó a que le abrieran la puerta
junto a una pared sin puerta,
Y cantó la cantinela del Infinito en un gallinero,
Y oyó la voz de Dios en un pozo cegado.
Mas sou, e talvez serei sempre, o da mansarda,
Ainda que não more nela;
Serei sempre o que não nasceu para isso;
Serei sempre só o que tinha qualidades;
Serei sempre o que esperou que lhe abrissem a porta
ao pé de uma parede sem porta,
E cantou a cantiga do Infinito numa capoeira,
E ouviu a voz de Deus num poço tapado.