Tango 1932
Música: Horacio Pettorossi
Letra: Juan Carlos Marambio Catán
Es media noche, el cabaret despierta,
muchas mujeres, flores y champagne.
va a comenzar la eterna y triste fiesta
de los que viven al ritmo de un gotán.
Cuarenta años de vida me encadenan,
blanca la testa, viejo el corazón,
hoy puedo ya mirar con mucha pena
lo que en otros tiempos miré con ilusión...
Las pobres milongas,
dopadas de besos,
me miran extrañas,
con curiosidad.
Ya no me conocen,
estoy solo y viejo,
no hay luz en mis ojos,
la vida se va...
Un viejo verde que gasta su dinero
emborrachando a Lulú con su champagne,
hoy le negó el aumento a un pobre obrero
que le pidió un pedazo más de pan.
Aquella pobre mujer que vende flores
y fue en mi tiempo la reina de Montmartre
me ofrece con sonrisa unas violetas
para que alegren, tal vez, mi soledad.
Y pienso en la vida...
las madres que sufren,
los hijos que vagan
sin techo, sin pan...
vendiendo "La Prensa",
ganando dos guitas...
¡Qué triste es todo esto!...
¡Quisiera llorar!...
Es media noche, el cabaret despierta,
muchas mujeres, flores y champagne.
Va a comenzar la eterna y triste fiesta
de los que viven al ritmo de un gotán.
Cuarenta años de vida me encadenan,
blanca la testa, viejo el corazón,
hoy puedo ya mirar con mucha pena
lo que en otros tiempos miré con ilusión...
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Música: Horacio Pettorossi
Letra: Juan Carlos Marambio Catán
Es media noche, el cabaret despierta,
muchas mujeres, flores y champagne.
va a comenzar la eterna y triste fiesta
de los que viven al ritmo de un gotán.
Cuarenta años de vida me encadenan,
blanca la testa, viejo el corazón,
hoy puedo ya mirar con mucha pena
lo que en otros tiempos miré con ilusión...
Las pobres milongas,
dopadas de besos,
me miran extrañas,
con curiosidad.
Ya no me conocen,
estoy solo y viejo,
no hay luz en mis ojos,
la vida se va...
Un viejo verde que gasta su dinero
emborrachando a Lulú con su champagne,
hoy le negó el aumento a un pobre obrero
que le pidió un pedazo más de pan.
Aquella pobre mujer que vende flores
y fue en mi tiempo la reina de Montmartre
me ofrece con sonrisa unas violetas
para que alegren, tal vez, mi soledad.
Y pienso en la vida...
las madres que sufren,
los hijos que vagan
sin techo, sin pan...
vendiendo "La Prensa",
ganando dos guitas...
¡Qué triste es todo esto!...
¡Quisiera llorar!...
Es media noche, el cabaret despierta,
muchas mujeres, flores y champagne.
Va a comenzar la eterna y triste fiesta
de los que viven al ritmo de un gotán.
Cuarenta años de vida me encadenan,
blanca la testa, viejo el corazón,
hoy puedo ya mirar con mucha pena
lo que en otros tiempos miré con ilusión...
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