La revelación de tu voluntad
no ha llegado a sus oídos
y no deja de rezar.
Dueña y señora de su malestar
pondrá fin a su plegaria
cuando sepa tu verdad.
Sálvala,
tú eres el centro
de su oración,
siempre está atenta.
Libérala,
saca su corazón,
deja secarlo al sol.
Late tan lento, tan lento...
Apágalo.
Es duro aprender
a vivir sin la fe
de aquella que siempre ha dormido a tus pies.
Sálvala,
tú eres el centro
de su oración,
siempre está atenta.
Libérala,
saca su corazón,
deja secarlo al sol.
Late tan lento, tan lento...
Apágalo.
Tú que has sido capaz
de multiplicar el pan,
has caminado sobre el agua,
los salvaste del mal.
Tú que has sido capaz
de mover montañas,
calmaste la tempestad...
Dale paz.
Sálvala,
tú eres el centro
de su oración,
siempre está atenta.
Destrózala,
saca su corazón,
deja secarlo al sol.
Late tan lento, tan lento...
Apágalo.
no ha llegado a sus oídos
y no deja de rezar.
Dueña y señora de su malestar
pondrá fin a su plegaria
cuando sepa tu verdad.
Sálvala,
tú eres el centro
de su oración,
siempre está atenta.
Libérala,
saca su corazón,
deja secarlo al sol.
Late tan lento, tan lento...
Apágalo.
Es duro aprender
a vivir sin la fe
de aquella que siempre ha dormido a tus pies.
Sálvala,
tú eres el centro
de su oración,
siempre está atenta.
Libérala,
saca su corazón,
deja secarlo al sol.
Late tan lento, tan lento...
Apágalo.
Tú que has sido capaz
de multiplicar el pan,
has caminado sobre el agua,
los salvaste del mal.
Tú que has sido capaz
de mover montañas,
calmaste la tempestad...
Dale paz.
Sálvala,
tú eres el centro
de su oración,
siempre está atenta.
Destrózala,
saca su corazón,
deja secarlo al sol.
Late tan lento, tan lento...
Apágalo.