(1968)
Con un saco viejo, dos tristes monedas y un rezo en las labios.
Salí una mañana con ojos de niño, abiertos los brazos.
Atrás queda el pueblo, la niña morena y los sueños frustrados.
Delante caminos, caminos inciertos, caminos amargos.
El viejo Francisco recita consejos, me extiende su mano,
El cura Felipe bendice mi frente y le beso la mano.
Repican campanas, ya están las beatas moviendo los labios.
Me han prometido velar mi camino rezando rosarios.
Hay un silencio que rompen los gritos de un niño llorando.
Y todo el mundo del pobre al alcalde me estrecha la mano.
La abuela solloza, abuelo se crece y le tiemblan los labios.
El tren ha partido y el humo envuelve mi pueblo lejano.
Con un saco viejo, dos tristes monedas y un rezo en las labios.
Salí una mañana con ojos de niño, abiertos los brazos.
Atrás queda el pueblo, la niña morena y los sueños frustrados.
Delante caminos, caminos inciertos, caminos amargos.
El viejo Francisco recita consejos, me extiende su mano,
El cura Felipe bendice mi frente y le beso la mano.
Repican campanas, ya están las beatas moviendo los labios.
Me han prometido velar mi camino rezando rosarios.
Hay un silencio que rompen los gritos de un niño llorando.
Y todo el mundo del pobre al alcalde me estrecha la mano.
La abuela solloza, abuelo se crece y le tiemblan los labios.
El tren ha partido y el humo envuelve mi pueblo lejano.