soy un octogenario y voy siempre con mi geranio y mi arbusto y de
verdad te digo que me encantaría ser arbustivo
y quedo a diario con Doctor Octo que siempre va armado con un busto de
mármol adusto pero no sé de quién es porque siempre lo pienso pero
nunca se lo pregunto, el asunto es que quedamos para ver las obras con
los otros jubilados que portan puros manufacturados bajo sus gorras pero
en las obras ya no hay operarios y sólo quedan excavadoras, y las ves
bailando solas y las adoras, y Doctor Octo y yo pasamos allí horas y horas
y acabamos bailando con ellas, se excitan, chillan ruedas y nos invitan a
montar en sus cabinas alpinas y al final subimos y las conducimos,
salimos del solar y nos incorporamos a la calzada y empezamos a dar
palazos a las fachadas y es una verdadera gozada la sensación de arrancar
bloques de piedra, y lo de siempre, sirenas de madera empiezan a sonar
sin parar, nos acechan a izquierda y a derecha, por delante y por detrás, y
como nuestras excavadoras no corren apenas pues echamos a volar, la
pala de la excavadora funciona de ala, el vuelo es agitado pero nos la suda,
el resto de las aves césar nos saludan, eso que dicen que con una sola ala
no hay equilibrio y no se puede volar es mentira, allí arriba vemos grullas-grillo,
gaviotas-ballena y peces-sarrios, joder con los peces-cabra están
por todos lados, y los planetas están tan cercanos, repasad vuestros putos
sistemas solares porque están anticuados, y no veas qué gusto da destruir
a palazos los anillos helados de Saturno, meteoritos a puñados salen
disparados, anárquicos sin rumbo determinado, seguro que unos cuantos
caen en la Tierra pero la verdad que nos importa una mierda, hay vida en
el espacio exterior, comprobado, encontramos a Mújik y a Édor a bordo de
un estertor corcovado, dejamos nuestras naves a un lado y seguimos a
nado, en el espacio da igual nadar a crol que a mari-posavasos que a
espaldas porque no se avanza, y eso es lo bueno, joder, eso es lo bueno
que no avanzas pero sigues viajando, y quedamos en el planeta m-p-cera
para grabar la siguiente maqueta pero a ver quién coño lo encuentra, ya
ves, regresamos a nuestros lares, unos con el estertor hacia Estôrpek,
otros con excavadoras hacia los mares, con la fuerza con que caemos
llegamos a las ignotas fosas abisales y vemos peces-cabra luminiscentes
con formas de animales domésticos corrientes, qué coño, si son gatos-rebeco,
y aunque no te lo creas, a ocho mil metros de profundidad, están
secos, bueno, por fin salimos del mar-lavadora y volvemos a la obra a
lomos de nuestras queridas excavadoras, las dejamos descansar y nos
despedimos con un pico, luego bailamos armados con pala y pico de dos
rombos, nos dejamos llevar por el ritmo y escupimos escombros.
verdad te digo que me encantaría ser arbustivo
y quedo a diario con Doctor Octo que siempre va armado con un busto de
mármol adusto pero no sé de quién es porque siempre lo pienso pero
nunca se lo pregunto, el asunto es que quedamos para ver las obras con
los otros jubilados que portan puros manufacturados bajo sus gorras pero
en las obras ya no hay operarios y sólo quedan excavadoras, y las ves
bailando solas y las adoras, y Doctor Octo y yo pasamos allí horas y horas
y acabamos bailando con ellas, se excitan, chillan ruedas y nos invitan a
montar en sus cabinas alpinas y al final subimos y las conducimos,
salimos del solar y nos incorporamos a la calzada y empezamos a dar
palazos a las fachadas y es una verdadera gozada la sensación de arrancar
bloques de piedra, y lo de siempre, sirenas de madera empiezan a sonar
sin parar, nos acechan a izquierda y a derecha, por delante y por detrás, y
como nuestras excavadoras no corren apenas pues echamos a volar, la
pala de la excavadora funciona de ala, el vuelo es agitado pero nos la suda,
el resto de las aves césar nos saludan, eso que dicen que con una sola ala
no hay equilibrio y no se puede volar es mentira, allí arriba vemos grullas-grillo,
gaviotas-ballena y peces-sarrios, joder con los peces-cabra están
por todos lados, y los planetas están tan cercanos, repasad vuestros putos
sistemas solares porque están anticuados, y no veas qué gusto da destruir
a palazos los anillos helados de Saturno, meteoritos a puñados salen
disparados, anárquicos sin rumbo determinado, seguro que unos cuantos
caen en la Tierra pero la verdad que nos importa una mierda, hay vida en
el espacio exterior, comprobado, encontramos a Mújik y a Édor a bordo de
un estertor corcovado, dejamos nuestras naves a un lado y seguimos a
nado, en el espacio da igual nadar a crol que a mari-posavasos que a
espaldas porque no se avanza, y eso es lo bueno, joder, eso es lo bueno
que no avanzas pero sigues viajando, y quedamos en el planeta m-p-cera
para grabar la siguiente maqueta pero a ver quién coño lo encuentra, ya
ves, regresamos a nuestros lares, unos con el estertor hacia Estôrpek,
otros con excavadoras hacia los mares, con la fuerza con que caemos
llegamos a las ignotas fosas abisales y vemos peces-cabra luminiscentes
con formas de animales domésticos corrientes, qué coño, si son gatos-rebeco,
y aunque no te lo creas, a ocho mil metros de profundidad, están
secos, bueno, por fin salimos del mar-lavadora y volvemos a la obra a
lomos de nuestras queridas excavadoras, las dejamos descansar y nos
despedimos con un pico, luego bailamos armados con pala y pico de dos
rombos, nos dejamos llevar por el ritmo y escupimos escombros.