Ayer al amanecer un aborigen de origen, que lo rigen, culpado por la virgen fue golpeado. Arrastrado por el lote de soldados, un sacerdote a su lado aclama "él es un desalmado". El indio en llanto, el santo en pleno canto, con la cruz del espanto eleva voz y hostia. Testigo es el castigo de publico eufórico en el templo del tiempo cierran puertas para dejar todo tipo de venas abiertas, y fue octubre 12, muchedumbre en goce, que la muerte soplo, la vida apagó. Hoy voy a sentenciar el derecho a matar frente al juzgado que en mi mente ha desatado furia por la lujuria de la injuria del estado que ha censurado penuria, pues ha reemplazado educación por páginas de traición en un libro manoseado, de pasado censurado en el antiguo descubrimiento, ambiguo, acompañada por una cruz, bañada por una luz, que ilumina hipocresía y regía al mesías. Vestía traje de c**pable y hoy es honorable, como el profesor en el silencio esconde horror, el error de dejar matar el pensar. Y en América latina que camina entre ruinas del olvido que crucifica la memoria, resurrección, impedida por opinión, dando gloria a España. En la entraña el conquistador regaña y no conoce esta nación, tanta aberración, donde Colón fue peón de la discriminación. Se borra gente por todo este continente.
Son millones de vidas perdidas, vencidas. Esto no es una leyenda negra.
El cinismo y la virgen siempre rigen en el abismo de cinismo y oportunismo. 1 4 9 2, colonialismo y cristianismo, fusionados para el imperialismo. Nacieron criollos bajo el subdesarrollo, germinando odio, cada indio cava su hoyo frente al crecimiento del monumento, atento al evento del ensangramiento, y viaja en cada pensamiento a paso lento, por un triste, muy triste, acontecimiento. Yo no miento, frente al capital criminal sacado por esclavos, golpeados como clavos y, tras el antifaz, profesa la paz. Es Europa la que toma oro en copa y la mente del inocente dopa. Criminalidad por la humanidad, trabajando en la mina en ríos sudando, se elimina en Potosí seis millones. La verdad va vagando sin credibilidad que cuando cava en tu cara, la inconsciencia dispara al cadáver dejado por el pasado, que ha pasado a ser un ser con el deber de educar a adoptar posición realista, donde está el conformista en la negra lista. Mientras hubo el suicidio de un indio, se cortó la vena de acumulada pena, pero otro capitalista encabeza la lista. La historia continua, actúa otro invasor. Yankee interviene, influencia se apodera al contrabando legal, siempre al mando fatal un salvador redentor, anuncia el horror, ayudando dictadura, borrando c**tura. El nuevo orden en marcha por todo este planeta con la meta de sumar más estrellas en sus banderas en la era de guerra, la perra prolifera creando paz, tras montañas de cadáveres. El veneno infiltrado por venas de latinoamericanos, unos cegados, otros sanados.
Esto no es una leyenda negra son millones de vidas perdidas vencidas.
Y la rima determina ser aceptada o no, no pido castigo, sólo digo que el que no reconoce esto es enemigo y espero que se borre dependencia en la esencia del ser gobernado por creencia en la censura que inaugura la sepultura a verdad pura, dejando la escultura de la aberración, pues no tiene derecho a aceptar este hecho. Y el juez desde su vejez espera el veredicto del adicto testigo viciado enemigo, este posee código de justicia y milicia, pero otro es el rostro, plata salva. La rata queda inocente, el crimen al continente. Se eleva la bandera de la criminal era, el terror abrazado por un cura emocionado en sudor alabado por el pueblo que se hace a un lado. Afuera se ilumina una limusina, sube al auto llovido de autógrafos. Termina el acto leyendo un párrafo del nuevo testamento, vendido a cambio de sufrimiento. Un impotente presidente lo condecora y ora frente a la aurora. Esto seguirá como leyenda...
Solo en la sala estoy, me levanto y me voy, pero el silbido de una bala pasa por toda la sala para entrar en mi corazón, apagando mi desilusión. ¿Quién es el c**pable? La persona que creíste honorable.
Esto no es una leyenda negra
Yo quiero a mi bandera...
Son millones de vidas perdidas, vencidas. Esto no es una leyenda negra.
El cinismo y la virgen siempre rigen en el abismo de cinismo y oportunismo. 1 4 9 2, colonialismo y cristianismo, fusionados para el imperialismo. Nacieron criollos bajo el subdesarrollo, germinando odio, cada indio cava su hoyo frente al crecimiento del monumento, atento al evento del ensangramiento, y viaja en cada pensamiento a paso lento, por un triste, muy triste, acontecimiento. Yo no miento, frente al capital criminal sacado por esclavos, golpeados como clavos y, tras el antifaz, profesa la paz. Es Europa la que toma oro en copa y la mente del inocente dopa. Criminalidad por la humanidad, trabajando en la mina en ríos sudando, se elimina en Potosí seis millones. La verdad va vagando sin credibilidad que cuando cava en tu cara, la inconsciencia dispara al cadáver dejado por el pasado, que ha pasado a ser un ser con el deber de educar a adoptar posición realista, donde está el conformista en la negra lista. Mientras hubo el suicidio de un indio, se cortó la vena de acumulada pena, pero otro capitalista encabeza la lista. La historia continua, actúa otro invasor. Yankee interviene, influencia se apodera al contrabando legal, siempre al mando fatal un salvador redentor, anuncia el horror, ayudando dictadura, borrando c**tura. El nuevo orden en marcha por todo este planeta con la meta de sumar más estrellas en sus banderas en la era de guerra, la perra prolifera creando paz, tras montañas de cadáveres. El veneno infiltrado por venas de latinoamericanos, unos cegados, otros sanados.
Esto no es una leyenda negra son millones de vidas perdidas vencidas.
Y la rima determina ser aceptada o no, no pido castigo, sólo digo que el que no reconoce esto es enemigo y espero que se borre dependencia en la esencia del ser gobernado por creencia en la censura que inaugura la sepultura a verdad pura, dejando la escultura de la aberración, pues no tiene derecho a aceptar este hecho. Y el juez desde su vejez espera el veredicto del adicto testigo viciado enemigo, este posee código de justicia y milicia, pero otro es el rostro, plata salva. La rata queda inocente, el crimen al continente. Se eleva la bandera de la criminal era, el terror abrazado por un cura emocionado en sudor alabado por el pueblo que se hace a un lado. Afuera se ilumina una limusina, sube al auto llovido de autógrafos. Termina el acto leyendo un párrafo del nuevo testamento, vendido a cambio de sufrimiento. Un impotente presidente lo condecora y ora frente a la aurora. Esto seguirá como leyenda...
Solo en la sala estoy, me levanto y me voy, pero el silbido de una bala pasa por toda la sala para entrar en mi corazón, apagando mi desilusión. ¿Quién es el c**pable? La persona que creíste honorable.
Esto no es una leyenda negra
Yo quiero a mi bandera...