Siempre hundido en la oscuridad,
Dudas y prometes que no sufrirás.
El dolor de no saberlo es
Una aguja hundida en tu suave piel.
Te enloquece el no poder creer
En un Dios que crea todo lo que ves.
No concibes donde está el final
Del sendero que te guía una vez más.
El sonido de tu propia fe
Calla y muere como un atardecer.
Con cansancio intentas explicar
La existencia, conocer si eres o estás.
Sin desprecio niegas la razón,
Es la víctima del monstruo que creó.
No ves la luz que pueda iluminar,
Es la muerte la que quita o la que da.
Solo hallas en la solución,
Asumir el frío de tu corazón.
Nunca volverás a olvidar,
Que en la oscuridad hundido estarás.
Dudas y prometes que no sufrirás.
El dolor de no saberlo es
Una aguja hundida en tu suave piel.
Te enloquece el no poder creer
En un Dios que crea todo lo que ves.
No concibes donde está el final
Del sendero que te guía una vez más.
El sonido de tu propia fe
Calla y muere como un atardecer.
Con cansancio intentas explicar
La existencia, conocer si eres o estás.
Sin desprecio niegas la razón,
Es la víctima del monstruo que creó.
No ves la luz que pueda iluminar,
Es la muerte la que quita o la que da.
Solo hallas en la solución,
Asumir el frío de tu corazón.
Nunca volverás a olvidar,
Que en la oscuridad hundido estarás.