Me parto el c**o con un travesti, no pago por ellos soy un hombre s**y. Chicas con cola se descojonan, ellas son grandes lamedoras.
La lamedora me visitó furtiva una mañana cualquiera, fría. Me pilló de imprevisto en mi tranquilo piso soleado en el centro. Mierda, ahora si estoy jodido. Entró en mi organismo en forma de esponjoso pene cargado de mala leche, la dejadez está presente viendo un programa de basura en la cadena estatal. Lamedora busca bizarro extremo, rabo de toro para luego fumarlo. Atrapado en un rellano costumbrista buscas experiencias con s****** llenapistas.
Me parto el c**o con un travesti, no pago por ellos soy un hombre s**y. Chicas con cola se descojonan, ellas son grandes lamedoras.
Tumbao, vago tumbao...
Tumbao vago, desparramado, aceitoso, cual entrecot de carne: asqueroso. Arriba, desgarba tu estúpida cara larga, ¡que no me vivas! Recita ese poema de los tristes, de estúpidos, melancólicas vidas diáfanas. Anda mójame el alma, que se me marque en los huesos mi raquítica desgana. Con el amor que os di con mi condón (ding dong), con el calor que os da un entrecot, con la brillantez que se me suponía, con lo halagüeño que todo predecía. Con la fe que tenían en mí mis animales familiares en su día: como fui yo encastrándome a mí mismo y yo mismo me decía : Lamedoras...
La lamedora me visitó furtiva una mañana cualquiera, fría. Me pilló de imprevisto en mi tranquilo piso soleado en el centro. Mierda, ahora si estoy jodido. Entró en mi organismo en forma de esponjoso pene cargado de mala leche, la dejadez está presente viendo un programa de basura en la cadena estatal. Lamedora busca bizarro extremo, rabo de toro para luego fumarlo. Atrapado en un rellano costumbrista buscas experiencias con s****** llenapistas.
Me parto el c**o con un travesti, no pago por ellos soy un hombre s**y. Chicas con cola se descojonan, ellas son grandes lamedoras.
Tumbao, vago tumbao...
Tumbao vago, desparramado, aceitoso, cual entrecot de carne: asqueroso. Arriba, desgarba tu estúpida cara larga, ¡que no me vivas! Recita ese poema de los tristes, de estúpidos, melancólicas vidas diáfanas. Anda mójame el alma, que se me marque en los huesos mi raquítica desgana. Con el amor que os di con mi condón (ding dong), con el calor que os da un entrecot, con la brillantez que se me suponía, con lo halagüeño que todo predecía. Con la fe que tenían en mí mis animales familiares en su día: como fui yo encastrándome a mí mismo y yo mismo me decía : Lamedoras...