Los dos fueron extranjeros
en una misma ciudad.
Los dos fueron la verdad
que para el otro hizo fuego.
Los dos cantaron los nombres
de los sublimes ardores.
Los dos regaron con flores
la mejor rabia del hombre.
Se conocieron en años
jóvenes de la promesa.
Los dos llenos de sorpresas
para sufrir menos daños.
Después, bien juntos, se fueron
cada cual a sus memorias
como eran dos historias, ambas tenían derrotero.
Los dos mataron a pelo
los días que más amaron
y como prueba dejaron
besos en un aguacero.
en una misma ciudad.
Los dos fueron la verdad
que para el otro hizo fuego.
Los dos cantaron los nombres
de los sublimes ardores.
Los dos regaron con flores
la mejor rabia del hombre.
Se conocieron en años
jóvenes de la promesa.
Los dos llenos de sorpresas
para sufrir menos daños.
Después, bien juntos, se fueron
cada cual a sus memorias
como eran dos historias, ambas tenían derrotero.
Los dos mataron a pelo
los días que más amaron
y como prueba dejaron
besos en un aguacero.