Hoy encontré una flor, no sabe donde va perdida en la ciudad,
busca un rallito de sol, de asfalto y cristal. Mírala bajando el boulevard.
Hoy encontré una flor, que no entiende a los hombres, nunca se dan la mano,
disparan con cañones, se llenan de razones, sin cuidar sus corazones.
Dice que en la ciudad siempre se siente sola, nadie sonríe a nadie, ni nadie le da bola,
así quema las horas. Dice que entre cemento, no existe poesía,
no hay sitio para el color y ya nadie le fía, en la calle alegría.
Hoy encontré una flor en un paso de cebra, quería cruzar en rojo,
saltar desde la acera, mandar todo a la mierda. Su raíz, no encuentra tierra.
Dice que en la ciudad siempre se siente sola, nadie sonríe a nadie, ni nadie le da bola,
así quema las horas. Dice que entre cemento, no existe poesía,
no hay sitio para el color y ya nadie le fía, en la calle alegría.
Y en los escaparates, detrás de los cristales, se burlan de ella las flores artificiales. No necesitan aire, tampoco primaveras, no necesitan agua, ni nadie que las quiera.
Entre el humo y el ruido, la tarde se acelera, en este mar de gente, es infeliz cualquiera. Silbando melodías aunque nadie le oiga, soñando tonterías, le pillan las estrellas.
Y en los escaparates, detrás de los cristales, se burlan de ella las flores artificiales. No necesitan aire, tampoco primaveras, no necesitan agua, ni nadie que las quiera.
Entre el humo y el ruido, la tarde se acelera, en este mar de gente, es infeliz cualquiera. Silbando melodías aunque nadie le oiga, soñando tonterías, le pillan las estrellas.
busca un rallito de sol, de asfalto y cristal. Mírala bajando el boulevard.
Hoy encontré una flor, que no entiende a los hombres, nunca se dan la mano,
disparan con cañones, se llenan de razones, sin cuidar sus corazones.
Dice que en la ciudad siempre se siente sola, nadie sonríe a nadie, ni nadie le da bola,
así quema las horas. Dice que entre cemento, no existe poesía,
no hay sitio para el color y ya nadie le fía, en la calle alegría.
Hoy encontré una flor en un paso de cebra, quería cruzar en rojo,
saltar desde la acera, mandar todo a la mierda. Su raíz, no encuentra tierra.
Dice que en la ciudad siempre se siente sola, nadie sonríe a nadie, ni nadie le da bola,
así quema las horas. Dice que entre cemento, no existe poesía,
no hay sitio para el color y ya nadie le fía, en la calle alegría.
Y en los escaparates, detrás de los cristales, se burlan de ella las flores artificiales. No necesitan aire, tampoco primaveras, no necesitan agua, ni nadie que las quiera.
Entre el humo y el ruido, la tarde se acelera, en este mar de gente, es infeliz cualquiera. Silbando melodías aunque nadie le oiga, soñando tonterías, le pillan las estrellas.
Y en los escaparates, detrás de los cristales, se burlan de ella las flores artificiales. No necesitan aire, tampoco primaveras, no necesitan agua, ni nadie que las quiera.
Entre el humo y el ruido, la tarde se acelera, en este mar de gente, es infeliz cualquiera. Silbando melodías aunque nadie le oiga, soñando tonterías, le pillan las estrellas.